Apunta hacia una propuesta artística con un discurso congruente con la responsabilidad social
Al conmemorarse, este miércoles 27 de marzo, el Día Mundial del Teatro 2019, Mayho Moreno, directora de la Compañía Titular de Teatro BUAP CCU comparte su vasta experiencia en esta disciplina como actriz, directora artística y docente de Arte Dramático de la BUAP. Afirma que “el teatro es el mirador de la condición humana. Aristóteles dice que el teatro nos muestra el mundo no como es sino como debería ser.” Y en este sentido, la agrupación universitaria le apuesta a enarbolar una propuesta artística con un discurso congruente con la responsabilidad social, poniendo obras como: Príncipe y Príncipe, De niños peces y otros monstruos lunáticos o como los próximos montajes que realizará: uno de Federico García Lorca y otro con la Compañía Nacional de Teatro.
Previo a la función de cierre de temporada de la obra Barbie Girls, la Compañía Titular de Teatro BUAP CCU se sumará a la conmemoración del Día Mundial del Teatro 2019 con la lectura del mensaje elaborado por director de escena, dramaturgo, educador teatral y profesor cubano Carlos Celdrán.
¿Cómo llega usted al teatro? o bien ¿Cómo llega el teatro a su vida?
Mayho Moreno: Es una historia llena de peripecias. El teatro llega a mi vida, siendo yo muy joven, a los 12 años de edad y por mero accidente. Mi mamá es una profesionista jubilada, que tenía muchísimo trabajo porque en ese momento era subdirectora del Seguro Social y siempre andaba buscándome talleres que tomar y actividades que hacer. Yo en ese momento ya había pasado por el ballet, la gimnasia y muchas cosas. Estaba a punto de entrar a la secundaria, cuando me oferta un taller de verano y le digo: es el último porque ya no quiero hacer esto más y me mete al teatro.
Yo llego a Espacio 1900 por primera vez, con el maestro Manuel Reigadas, hace más de 20 años y nunca más salí. Yo quedé prendada y a partir de ese momento nunca más dejé de hacer teatro. Obviamente, primero a nivel escolar, después a nivel universitario y después a nivel profesional, pero siempre, desde los 12 años de mi vida hasta la fecha, estuve involucrada en alguna de las disciplinas que tiene que ver con el teatro.
Yo empiezo queriendo ser actriz, así me voy hasta que termino la carrera. Una vez que salgo de la carrera empiezo a incursionar en el mundo de la dirección escénica. Estando con mi ópera prima, ganamos la Muestra Estatal de Teatro en el año 2000 en Puebla y descubro que algo que se me facilita es el lado de la dirección, así me voy a hacer un posgrado a Chile, para estudiar dirección de manera formal. Regreso de Chile queriéndome dedicar a la dirección y las vueltas de la vida me llevan, a la semana que había pisado tierra mexicana, me llega la invitación de clases en la Universidad de las Américas Puebla.
Las vueltas de la vida me llevan de la dirección a la docencia, yo dirijo de manera independiente, pero me empiezo a dedicar a la docencia universitaria. Hago una segunda maestría y un doctorado, y de la UDLAP mudo a la BUAP como docente de tiempo completo en la licenciatura de Arte Dramático y estando aquí sale la convocatoria para dirigir la Compañía Titular de Teatro de la BUAP, aplico y quedo. Y comparto el tiempo de la docencia con dirigir la compañía, en este nuevo rol de funcionaria, gestora y directora artística.
¿Qué anécdota recuerda del teatro que le marcó la vida?
MM: Yo siempre he dicho que el teatro salva. Salva los mundos internos y salva a la sociedad.
No puedo pensar estrictamente en una anécdota que diga: esta es la anécdota. Sin embargo, sí te puedo decir que las personas que me han acompañado en la vida, como Isaac Hernández, las conocí en una experiencia escénica y han sido las mejores coincidencias de mi vida. Hablo de esto porque uno de los más grandes momentos para mí fue haber montado Nuestra señora de las Nubes de Arístides Vargas, que en el año 2000 ganó la Muestra Estatal de Teatro y ganó muchos premios más como mejor actor y mejor dirección, es un montaje muy querido, pero más allá de los premios es porque conocí a las personas que han sido determinantes en mi vida y que aún, el día de hoy, pertenecen a mi cotidiano como el caso de Isaac que nos volvimos a encontrar aquí y que hacemos un equipo maravilloso.
Hace un momento nos decía: “el teatro salva a las personas”, ¿por qué hacer teatro?
MM: Justamente por eso, porque el teatro es el mirador de la condición humana. Aristóteles dice que el teatro nos muestra el mundo no como es, sino como debería ser. Es un eterno mirador, vuelvo a la figura, de todo aquello que es la condición humana y que nos permite tener una lupa para observar lo que estamos haciendo bien y lo que no estamos haciendo bien en función de lo social, lo político, lo cultural, pero sobre todo lo humano; por eso es que el teatro no puede desaparecer, por eso es importantísimo que haya cultura, pero en especial teatro, porque el teatro es un confrontador, es un gran espejo y nos dice justamente lo que necesitamos oír. El teatro no miente. Y creo que es importante, de vez en cuando, voltear la cara y confrontar, reconfigurar y considerar qué estamos haciendo bien y qué es lo que estamos haciendo mal en nuestra vida.
¿Qué ha implicado estar al frente de la Compañía Titular de Teatro BUAP CCU?
MM: La Compañía es mi hogar en este momento. Ha sido una labor muy dura porque es una entidad que evoluciona, como todo, va requiriendo nuevas cosas y va apelando a nuevas propuestas. Afortunada o desafortunadamente lo que nosotros tenemos como mayor recurso es el factor humano y la gente se modifica, va creciendo, va cambiando de foco y de necesidad. Entonces, la compañía ha tenido que ir adaptándose justamente a ello.
Nosotros somos una comunidad, yo tengo la fortuna de dirigir el barco pero no quiero ser una dictadora, nosotros trabajamos en conjunción, en comunidad, como compañía y vamos en compañía de los otros. Entonces, los proyectos se van conformando de acuerdo a la intención humana.
Desde esta lógica, yo que tengo el timón he buscado que el discurso de la compañía sea un discurso congruente y coherente con el deber artístico. Sí creo que la compañía necesita tener un riesgo a nivel social, sí creo que debe tener un discurso político porque estamos en una universidad pública, porque tenemos los medios para hacerlo, porque tenemos un espacio en donde poder hacerlo y somos muy afortunados de tenerlo. Justamente por eso tenemos una gran responsabilidad social y por eso la decisión de presentar las obras a las que les estamos apostando como: Príncipe y príncipe, como el proyecto con la Compañía Nacional de Teatro, como De niños, peces y otros monstruos lunáticos, que de alguna manera, de repente hacen mella y no nada más son bonitas, sino dejan cuestionamientos y replantean algunas preguntas que son importantes considerar. No digo que en otro momento de la compañía no se hayan hecho, pero justo ahora estamos volcándonos hacia allá, estamos buscando verdaderamente enarbolar la bandera del teatro institucional desde un discurso congruente con la responsabilidad social y la necesidad que tiene la sociedad de ver algo que le diga, que le represente y que le cuestione.
¿Cuál es su mensaje para concluir esta entrevista?
MM: Vengan al teatro. Nosotros no existimos si no existe el espectador, que es para quienes hacemos el teatro.
La cartelera de la compañía tiene un lleno, ahorita cierra la temporada de la obra Barbie Girls, empezamos con la temporada de niños con el espectáculo Tiemblen Dragones y la obra Príncipe y Príncipe; una vez que termine la temporada de niños tendremos un proyecto de Lorca y después el trabajo con la Compañía Nacional de Teatro.
Es decir, hay mucho qué ver, pero no nada más con nosotros, el teatro está en todos lados; el exhorto es para que la gente que nunca ha ido al teatro de repente se asome y se deje contagiar por la vida que hay ahí.