16 de Octubre de 2024

En México, el Día de Muertos se celebra el 1 y 2 de noviembre, y a su alrededor giran múltiples leyendas. Una de las más destacadas es la del Xoloitzcuintle, que se creía que ayudaba a las almas a cruzar hacia el inframundo. Esta creencia fue tan arraigada que, según Raúl Valadez Azúa del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, era común que se enterrara a las personas junto a sus perros. Aunque esta práctica se modificó tras la llegada de los españoles, se continuó con la tradición de enterrar figuras de barro en su lugar.

La importancia del Xoloitzcuintle como guía se remonta a las tradiciones prehispánicas, donde se pensaba que estos perros eran los guardianes de los espíritus, guiando a las almas de los difuntos por el largo camino hacia Mictlán, la ciudad de los muertos. Sin embargo, no todos los fallecidos contaban con un Xoloitzcuintle para acompañarlos. Aquellos que habían tratado mal a los animales, especialmente a los perros, se enfrentaban a la soledad en su travesía, convirtiéndose en almas en pena que no podían cruzar al otro lado.



En contraste, quienes habían sido amables con los animales serían recibidos con alegría por un Xoloitzcuintle, que cargaría su alma en su lomo y los llevaría a su descanso eterno. Se creía que los perros de color negro no eran aptos para esta tarea, ya que habían sido sumergidos en ríos, mientras que los de pelaje blanco o claro se consideraban inmaduros para asumir un rol tan crucial.

Respecto a las ofrendas, estas son altares donde se recuerda a los que han partido. En ellas se colocan no solo objetos como velas e inciensos, sino también los alimentos que disfrutaron en vida, tanto de personas como de animales. Según la tradición, las almas llegan entre finales de octubre y principios de noviembre. Los animales, en particular, se cree que arriban el 27 de octubre, sin importar su raza. Por lo tanto, si esperas la llegada de un fiel compañero, recuerda preparar su ofrenda y su camino.

Aunque se piensa que las almas cruzan entre el 1 y el 2 de noviembre, el 28 de octubre está dedicado a las personas que fallecieron de manera trágica, ya sea por violencia o accidentes. Los días 30 y 31 se reservan para honrar a los menores que partieron sin ser bautizados.