Fondo de Cultura Económica puntualiza sobre Subsidiaria de FCE Colombia

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Foto: Quadratín México
Foto: Quadratín México

En relación con los acontecimientos en torno a la subsidiaria en Colombia del Fondo de Cultura Económica (FCE), se hacen las siguientes puntualizaciones:

En noviembre de 2019, nuestro departamento internacional detectó una serie de gastos irracionales en nuestra filial de Colombia, producto de la contratación, sin habernos informado previamente, de empresas externas que duplicaban las funciones administrativas del FCE.

A partir de eso se abrió una investigación, que descubrió proyectos de ampliación de la filial no autorizados, gastos indebidos en una tarjeta corporativa, una confusa administración del parking, despidos improcedentes. Esto obligó a una visita inmediata del subgerente de Relaciones Internacionales Bogotá, que regresó con un informe que confirmaba estos malos manejos. Todo esto en un contexto en que la filial operaba con números rojos, tenía bodegas saturadas y aumentaba su deuda con la casa matriz, temas que habrían de haber sido centrales en la administración.

Inmediatamente se convocó al gerente de la subsidiaria Colombia, Nahum Montt, a la ciudad de México y se celebraron reuniones con él los primeros días del año, que confirmaban que el control de la subsidiaria lo tenía una empresa externa y determinamos que esa y otras empresas cuyos servicios se habían contratado no tenían razón de ser y ocasionaron un quebrando a la institución. Se firmó por tanto un convenio en que el gerente se comprometía a cancelar todos los contratos con estas empresas en fecha 31 de diciembre de 2019, sin costo para el FCE.

Encontramos que no existían motivos para proceder jurídicamente en contra de las citadas empresas, dado que cumplieron, durante el periodo en que estuvieron vigentes los contratos, con el contenido de los mismos. Es decir, su contratación no fue ilegal, sino innecesaria. La cancelación de estos contratos debía ser inmediata. Y así se hizo.

Nahum Montt, gerente de la subsidiaria Colombia, presentó su renuncia, misma que no fue aceptada temporalmente, a fin de pedirle que previamente debía dejar en orden todos los asuntos relacionados con la ruptura de los citados contratos y la deuda creada por el uso de la tarjeta corporativa, que debería ser repuesta al FCE, porque contravenía todas nuestras políticas de austeridad y el estilo de ausencia de privilegios que se habían establecido en la casa matriz, México. Si se hubiera aceptado la renuncia de inmediato nos hubiéramos encontrado con convenios y contratos vigentes y la ausencia de un muevo responsable, que cuando asumiera el cargo tendría que enfrentar una situación en la que el gasto se seguía produciendo.

En relación con el pago de la tarjeta citada, se acordó con Nahum Montt que éste sería cubierto por él.

Se acordó que en cuanto las condiciones sanitarias lo permitan se revisará el cumplimiento de estos finiquitos y la culminación de proyectos no aprobados. 

Asimismo, se creó un sistema de fiscalización interno en la subsidiaria, a fin de mantenerla en funcionamiento.

En cuanto la contingencia sanitaria por la Covid 19 lo permita, se procederá al relevo en la gerencia de la subsidiaria. En este momento las condiciones lo hacen imposible, hasta que exista regularidad en el funcionamiento y las actividades comerciales de la propia subsidiaria en Colombia. Mientras tanto, Nahum Montt continúa laborando, pero en carácter de interino.

Es importante destacar que la naturaleza jurídica con que están constituidas las subsidiarias es el derecho mercantil. Por tanto son de carácter privado. Es decir, no hay conflicto de intereses, pues los directores son empleados de la empresa y no servidores públicos. De ahí que sus atribuciones se rigen por el marco jurídico de Colombia, el cual no tiene un vínculo jurídico con la normatividad vigente en México.

En resumen, los contratos irregulares fueron eliminados desde los primeros días de enero del presente año.