El legendario actor francés Alain Delon, conocido por su carácter franco y su apego a la vida, siempre dejó claro que su amor por los perros iba más allá de una simple compañía. Este amor profundo quedó evidenciado con Loubo, su pastor belga malinois, quien fue una parte central de su vida en sus últimos años.
Cuando Delon falleció el pasado 18 de agosto, Loubo, junto a los hijos del actor, fue uno de los primeros en anunciar la triste noticia.
En una entrevista de 1996 con Bernard Pivot, Delon, siempre sincero y sin rodeos, confesó que si pudiera reencarnarse, lo haría como un pastor belga malinois. Esta declaración no solo refleja su admiración por esta raza, sino también el fuerte lazo que compartía con sus perros, especialmente con Loubo, a quien describía como «el perro del final de su vida».
El amor que Delon sentía por sus perros era tan intenso que en una ocasión expresó su deseo de no dejar a Loubo solo en caso de morir antes que él, manifestando la controversial idea de que ambos debían partir juntos. Esta declaración, aunque hecha desde el corazón, generó un intenso debate ético, pues muchos defensores de los animales condenaron la idea de una eutanasia innecesaria. La controversia llevó a Delon a retractarse, aceptando que tal acción sería complicada tanto legal como moralmente.
Además del vínculo emocional, Loubo también estuvo en el centro de una disputa legal en los últimos meses entre los hijos de Delon y Marta Rollin, la cuidadora del actor. Las acusaciones de maltrato animal hacia Loubo fueron un doloroso capítulo en la vida de Delon, quien siempre tuvo un respeto profundo por sus animales.
Este lazo inquebrantable entre Alain Delon y sus perros, especialmente con Loubo, no solo refleja el carácter del actor, sino también una filosofía de vida donde el amor, la lealtad y la compañía trascienden cualquier otra relación. Así, el recuerdo de Delon estará eternamente ligado a la imagen de un hombre que vivió y amó intensamente, especialmente a sus queridos compañeros de cuatro patas.