El laberinto de Twitter

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Texto original de: Daniel Francisco 

 

Vine a Twitter porque me dijeron que aquí encontraría con quien pelearme. Que a cualquier hora del día podría descargar mi neurosis y exhibir mis prejuicios. Incluso podría colisionar con algunos tuiteros que atacan a otras personas sin dar a conocer su identidad. Se refugian en el anonimato desde un alias, no ponen su foto y a veces atacan en manada.

Nos hemos etiquetado: trolls, chairos, fifís, etcétera. Hay encono. Quien decida entrar en alguna polémica en la que estén vinculadas empresas profesionales dedicadas a controlar granjas de bots, esos zombis del ciberespacio, perderá su vida peleando contra la nada. Al menos no contra un ser humano, es el laberinto del algoritmo, sin minotauros. Ocurrencias, posiciones políticas, intereses que son promovidos para crear falsas polémicas y sembrar a la opinión pública de noticias falsas.

Vine a Twitter pero no tuve tiempo de pelearme porque me encontré a Roger Michelena, librero venezolano (Libreros) que desde muy temprano comparte ligas de artículos sobre textos de escritores. Lo único que hice fue agradecerle sus horas de búsqueda y su afán de compartir el conocimiento. Otro día que tenía dudas sobre las misiones espaciales a Marte, agujeros negros, hoyos de gusano y otras cuestiones del Universo encontré a Alex Riveiro.

Ayer mismo la “Mujer que toma café” me recordó el olor a zapote y el café de Oaxaca. Después, junto con la reportera Mariana Morelos, “cantamos” la canción La Maza. Ella prefiere la versión de Silvio Rodríguez, yo la de Mercedes Sosa.

Y a inicios del 2019, cuando el pesimismo podría haber imperado, leí fragmentos de La Ilíada. La sabiduría de Aurelio Asiain (@aasiain) será una gran compañía si deciden seguirlo en Twitter.

Vine a Twitter y sólo veo desde la barrera los pleitos. A veces divertidos, otras veces estresantes. He estado a punto de pelearme por nada pero me he detenido por segundos.

Pregunté a varios amigos sus razones para usar esta red social. Deyanira Morán me dijo: “Porque obtengo información de manera inmediata. Es fácil acceder a datos de primera mano o declaraciones. Desde el presidente, expresidentes, funcionarios públicos, secretarios de Estado, y sobre todo, periodistas y empresas informativas. Además, es una conexión hacia el mundo que me permite seguir los grandes temas internacionales a través de la comunidad tuitera”.

Hugo Maguey por su parte me escribió: “Twitter te deja ver una diversidad de opiniones que a veces es difícil ver en vivo. En teoría, puedes comunicarte con cualquiera que tenga una cuenta, y también es increíble cómo potencia ambas: inteligencia y estupidez”.

Y el poeta, maestro y amigo querido Israel Ramírez: “En mi caso no sé si sean ventajas, pero sí me es útil. Para estar informado, para mantener comunicación, para desahogarme, distraerme, para conocer nuevas cosas”.

Vine a Twitter y me siento acompañado, por el momento no pienso dejarlo, y por supuesto, a ninguno de mis “1,003 seguidores”.

 

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