17 de Octubre de 2024
¿Sabías que en otoño, los días más cortos y las temperaturas más bajas envían una señal a los árboles y arbustos para que dejen de producir clorofila?
La clorofila, presente en las hojas, es responsable de capturar la luz solar para realizar la fotosíntesis, un proceso vital que permite a las plantas sintetizar azúcares que las sustentan. Con la llegada del otoño, este proceso se detiene para que las plantas puedan ahorrar energía en sus tallos y ramas, acumulando reservas para el invierno.
Al dejar de producir clorofila, el color verde característico de las hojas desaparece, revelando una impresionante paleta de tonos amarillos, naranjas, marrones y rojos. Estos colores son el resultado de la presencia de carotenoides y antocianinas en las hojas, compuestos que permanecen ocultos durante la primavera y el verano. A medida que el ciclo vital de las hojas llega a su fin, estas caen al suelo, contribuyendo a la fertilidad del ecosistema.
El otoño, con su sabiduría natural y su magia colorida, nos recuerda la belleza del cambio y la importancia de la renovación en los ciclos de la vida.