Por: Mar L.D.
15 de Abril 2025

El 22 de noviembre de 1963, Jacqueline Kennedy hizo historia sin proponérselo. Vestida con un impecable traje de lana rosa con cuello azul marino diseñado por Chanel (y adaptado por la casa neoyorquina Chez Ninon), la Primera Dama de Estados Unidos abordó el avión rumbo a Dallas sin imaginar que ese conjunto se convertiría en uno de los más icónicos y simbólicos del siglo XX.

El traje rosa de Jackie, con su silueta estructurada, guantes blancos y pillbox hat a juego, encarnaba la elegancia clásica y sofisticada que definió su estilo. Pero fue el contexto trágico —el asesinato del presidente John F. Kennedy— lo que dotó a ese conjunto de una resonancia histórica. Jackie se negó a cambiarse la ropa manchada de sangre tras el atentado, declarando: “Quiero que vean lo que le han hecho a Jack.” Así, el atuendo trascendió su propósito estético para convertirse en un poderoso símbolo de dolor, dignidad y fortaleza femenina.

Décadas después, el traje rosa sigue siendo referencia obligada en la historia de la moda. No solo representa el glamour y la gracia de los años 60, sino también la manera en que una prenda puede capturar un momento crucial y transmitir emociones profundas. Diseñadores, artistas y cineastas continúan rindiendo homenaje a este look que combina feminidad, sobriedad y una carga simbólica innegable.

Jackie Kennedy no solo vistió moda; la convirtió en narrativa. Y su traje rosa sigue hablándonos, no solo de estilo, sino de historia, poder y presencia.