Aranzazú Ayala, Ernesto Aroche
@aranhera, @earoche
“Sí creo que es importante que tomemos el caso del estado de Puebla como referente de una conformación que está integrada en gran medida por quienes han sido servidores públicos (…) Creo que estamos proponiendo a perfiles que ni en sí mismos ni en conjunto pueden garantizarnos el cumplimiento de los principios rectores. Me parece que estamos en una condición que sí debiéramos reflexionar, porque sí teníamos aspirantes, ciudadanos y ciudadanas, que podríamos haber incluido en la lista de este Organismo Público Local Electoral (OPLE) para darle un perfil distinto”.
Con esas palabras Pamela San Martín, integrante del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), anunció en octubre de 2015 que votaría en contra de la conformación del órgano electoral de Puebla, responsable de organizar y realizar las elecciones en donde se definió al sucesor de Antonio Gali Fayad en la gubernatura del estado.
Pamela San Martín no fue la única en rechazar la propuesta de integrantes del OPLE. El consejero Roberto Ruiz Saldaña también la rechazó.
En esa sesión Horario Duarte, representante del partido Morena, afirmó que se estaba construyendo un “órgano electoral a modo”, por los señalamientos de los vínculos de los candidatos seleccionados con el entonces gobernador Rafael Moreno Valle.
“Creo que el caso del estado de Puebla va ser emblemático (…) lo que se busca ni siquiera es generar un órgano que tenga adscripción a los partidos políticos, sino simplemente la adscripción a una persona: el gobernador Moreno Valle”.
En su participación, el representante del PRI en el INE, Jorge Carlos Ramírez Marín, agregó: “Eso es lo que vamos a favorecer, un plan, una estrategia para que el Consejo Electoral de Puebla responda a otros intereses, que no son los de organizar las elecciones para el Instituto Nacional Electoral, sino los de organizar las elecciones para los intereses de quien ha sido su jefe (el gobernador) y lo seguirá siendo”.
Los cuestionamientos de la consejera y los representantes partidistas estaban centrados en tres casos específicamente: Juan Pablo Mirón Thomé, quien hasta ese momento había sido secretario particular del titular de la SEP poblana, y después jefe de oficina en la Secretaría General de Gobierno; Federico González Magaña, consejero de Transparencia; y Jacinto Herrera Serrallonga, en ese entonces director de programas en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos de Puebla.
Los tres personajes afines a la administración del panista Rafael Moreno Valle. Los tres con carreras construidas junto a personas del círculo cercano al mandatario poblano.
A pesar de los señalamientos, los tres personajes fueron incluidos como integrantes de la primera generación del OPLE, que nacía como resultado de la reforma electoral de 2014 que transformó al entonces Instituto Federal Electoral (IFE) en el Instituto Nacional Electoral (INE) e intentó arrebatar a los gobernadores el control de los órganos electorales, sin conseguirlo de acuerdo con especialistas.
En los siguientes tres años las críticas al trabajo del OPLE y de sus integrantes, lejos de menguar, se intensificaron.
De la mano de ex operadores del PRI al morenovallismo
Jacinto Herrera Serrallonga no iba a ser presidente.
La comisión de selección había propuesto a Juan Pablo Mirón Thomé, pero minutos después de iniciada la sesión se anunció el cambio de Mirón Thomé a Herrera Serrallonga para tratar de atajar, dijeron, las críticas por colocar a un empleado de Luis Maldonado Venegas, entonces encargado de la política interna en el estado, como presidente del OPLE.
Pero Herrera Serrallonga no era ajeno a esas relaciones de poder, ni al trabajo gubernamental. En 2008, inició su trayectoria en la administración pública como secretario particular del titular de Desarrollo Social del Ayuntamiento de Puebla. Ahí conoció a Mario Rincón, director de política social en esa dependencia municipal y operador político del PRI.
En 2010, Mario Rincón dejó las filas del PRI y se integró al equipo de Moreno Valle como coordinador de giras y eventos. Tras el triunfo de Moreno Valle fue nombrado subsecretario de Vinculación Institucional de la Secretaría General de Gobierno, y se llevó a Herrera Serrallonga como su particular.
Durante la administración del ex gobernador, Rincón fue encargado de despacho del Secretariado Ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad, Subsecretario en la Secretaría General de Gobierno, Secretario de Desarrollo Rural, candidato a diputado federal y diputado local por el distrito XVII con cabecera en Amozoc.
Herrera, luego de ser uno de los personajes más cercanos al operador morenovallista, fue Director de Ingresos en la Secretaría de Finanzas y Administración, encabezada por Roberto Moya Palencia, otro de los hombres del grupo compacto de Moreno Valle, y quien más tarde se convertiría en uno de los coordinadores de campaña de Martha Erika Alonso Hidalgo.
De ahí, Herrera Serrallonga pasó al Consejo de Ciencia y Tecnología de Puebla en donde fue responsable de elaborar el convenio de colaboración con Audi. La instalación de la armadora alemana fue uno de los proyectos más importantes para el ex gobernador Moreno Valle.
Un año después de haber iniciado su presidencia en el OPLE poblano, Víctor Giorgana, ex jefe de Herrera Serrallonga en Desarrollo Social municipal, pidió formalmente su destitución, acusándolo de ejercer acciones políticas a favor de Moreno Valle.
Para este trabajo se pidió entrevista con el presidente del OPLE en más de una ocasión, pero no hubo respuesta alguna.
Mirón y Magaña, operadores del morenovallismo
El currículum público de Juan Pablo Mirón Thomé es breve. En 2010, fue consejero electoral municipal, el año de la elección que rompió con la hegemonía priísta y abrió la puerta de Casa Puebla –la casa de gobierno estatal– a un panista.
En 2011, con el arranque de ese gobierno, Mirón Thomé obtuvo su primer trabajo en la administración pública como secretario particular del recién nombrado titular de la SEP en Puebla, Luis Maldonado Venegas, un priísta que incluso fue asesor presidencial, subsecretario de gobierno en la Segob y director adjunto del CISEN en el sexenio de Ernesto Zedillo y que, tras el triunfo de Vicente Fox, pasó a las filas del partido Movimiento Ciudadano.
Maldonado Venegas se llevó a Mirón Thomé cuando dejó la SEP para ocupar la titularidad de la Secretaría General de Gobierno en abril de 2013, y lo colocó como su jefe de oficina. Y ahí estuvo hasta septiembre de 2015 cuando ya era inminente que sería seleccionado para integrar el OPLE, e incluso encabezarlo, aunque la propuesta de colocarlo como presidente fue modificada de último minuto, dejándolo como consejero por seis años.
Federico González Magaña, elegido por un periodo de tres años como consejero del OPLE, participó activamente en la campaña electoral de Moreno Valle como uno de sus asesores. Su experiencia en el tema, pues había sido ya consejero electoral en Puebla en la Junta Local del IFE, abonó a la causa morenovallista.
Tras el triunfo del panista, y gracias a las buenas relaciones que sostenía con el gobierno de Felipe Calderón, Moreno Valle lo colocó como delegado de la Procuraduría de Protección al Ambiente.
Posteriormente, fue designado integrante de la Comisión de Acceso a la Información Pública (CAIP), cargo al que llegó con el voto en contra de la fracción legislativa del PAN que era opositora de Moreno Valle. Ahí se destacó por su constante negativa de abrir información y proteger al gobierno del estado, tal y como se documentó ampliamente el portal LADO B.
Una Secretaria Ejecutiva de hierro
Durante las campañas y mientras el OPLE se preparaba para la jornada electoral, uno de los temas de discusión en los medios, y al interior del organismo, fue el orden en el que se entregarían las boletas.
Al interior del equipo de la candidata de la coalición Por Puebla al Frente, Martha Erika Alonso, alguno de los asesores había sugerido que se buscara que la primera boleta fuese la de la elección de gobernador. Así, dijo, se votará en cascada por los partidos de la coalición.
La propuesta fue llevada por la Secretaria Ejecutiva, Dahlel Lara Gómez, hasta las áreas técnicas del INE, cuentan trabajadores del órgano electoral, y ahí mismo fue desechada.
Cuando el asunto se planteó en el pleno del OPLE el tema ya no era tema, no era posible, según habían dicho en el INE, pero el asunto ni siquiera fue consultado con los integrantes del OPLE. Lara Gómez simplemente se saltó al pleno y actuó.
En el diseño de la reforma electoral poblana a la figura de Secretaria Ejecutiva se le dio mucho peso pues en sus manos recayó toda la operatividad del organismo “Eso le permite a la Secretaría Ejecutiva manejar toda la administración y toda la operatividad. Y eso le permite manejar todos los recursos, financieros, humanos, etcétera”, reconoce Fidencio Aguilar Víquez, ex consejero electoral de Puebla. Una situación que no se replicó ni en otros estados, ni en el INE, pero así fue diseñada, sostiene.
El actual consejero electoral José Luis Martínez López, confirmó que la Secretaria Ejecutiva concentra muchas facultades pues es la responsable de toda la operatividad del instituto, tanto jurídica como normativamente.
Lara Gómez tampoco ha estado exenta de las quejas partidistas desde que arribó al puesto. En marzo pasado, en pleno proceso electoral, Gabriel Biestro Medinilla, entonces dirigente estatal de Morena, anunció que denunciaría formalmente a Dalhel Lara ante la Fepade y el INE por supuestamente proteger los intereses de Martha Erika Alonso y trabajar para el morenovallismo.
Y hace unas semanas volvió a arremeter contra el presidente del OPLE y la Secretaria Ejecutiva cuando desde su cuenta de Twitter publicó un par de videos en donde se observa la bodega electoral en donde se mantuvieron en resguardo los paquetes electorales completamente abierta, sin sellos de resguardo y con personas que entran y salen sin mayor problema.
“Responsabilizamos a @Jacinto_HS y @dalhellago de la manipulación de los paquetes electorales en las bodegas del @Puebla_IEE”.
Viciada de origen
El problema con los OPLEs en general, y con el de Puebla en particular, coinciden politólogos e investigadores, es que la reforma política de 2014, la que dio origen al INE y a la conformación de nuevos órganos electorales, nació fallida.
El objetivo de la reforma, explica Alfredo Figueroa, ex consejero electoral del IFE y actual integrante del movimiento político Ahora, era construir un instituto nacional electoral responsable de organizar y controlar los procesos electorales en todo el territorio, sin importar si eran de tipo federal o estatal, “un solo INE sin órganos locales”.
Y con ello era quitar el control político de los gobernadores y/o grupos de poder sobre los órganos electorales, pero eso no sucedió.
La presión de los gobernadores del PRI, PRD y Acción Nacional a través de sus legisladores llevó a una salida negociada: el Consejo General del INE haría la selección de integrantes de los órganos electorales estatales pero se mantendrían las estructuras estatales.
Lo que pasó fue que “fuimos testigos de cómo el Consejo General era doblegado por los intereses de los gobernadores a la hora de elegir a quienes fungirían como consejeros en los estados”.
“Y Puebla no es la excepción, Puebla es un emblema de lo que negativamente representa eso. No solo en términos de su condición de falta de autonomía e independencia, sino adicionalmente de un trabajo en donde claramente hubo omisiones muy caras y muy graves en esa elección”, afirma Figueroa.
Una mirada en la que coincide el investigador de la Universidad Iberoamericana, Juan Luis Hernández Avendaño: “En el caso de Puebla está mostrando que es un fallo estrepitoso. Lo que pasó en Puebla está mostrando el fracaso de una legislación electoral que no evitó lo que se quería, que es evitar que los gobernadores controlaran los órganos locales.”
El politólogo e integrante del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción Alejandro Guillén coincidió en que Puebla es un claro ejemplo del cuestionamiento, por no decir fracaso, del cumplimiento de las metas de la reforma política, tanto que a nivel local se ha generado una percepción de que el OPLE es un organismo que se dedica a defender los intereses del grupo en el poder.
“Después lo que ocurrió el primero de julio, donde no he visto una sola declaración por parte de los consejeros generales respecto a la violencia que se suscitó particularmente en la ciudad de Puebla. No vi declaraciones condenando la violencia, no vi nada de eso, cuando el consejo local del INE presentó documentos en los cuales se comprueba con actas circunstanciadas la violencia que se suscitó en algunas de estas casillas. Cuando uno ve todo el conjunto, uno se pregunta qué pasó con el IEE, por qué no se movió en torno a los principios que se supone que cuida.”
Para Guillén uno de los problemas de fondo es el método de elección de los consejeros locales.
En esto coincidió Hervey Rivera, politólogo e investigador de la BUAP: ambos opinaron que se debe corregir y tomar en cuenta mecanismos que han propuesto académicos y sociedad civil, que sugieren que sean universidades y organizaciones quienes propongan las ternas. “Pero mientras no tengamos un mecanismo de selección de consejeros que pueda garantizarnos esa imparcialidad vamos a tener ese tipo de nombramientos”, advirtió Guillén.
Nuevos consejeros, mismos vicios
Hace unas semanas el INE eligió a las personas que sustituyeron a 3 de los 7 consejeros que conforman el OPLE poblano. En los recientes nombramientos de Evangelina Mendoza Corona, Jesús Baltazar Trujano y Sofía Marisol Martínez Gorobea, quienes integrarán el IEE los próximos siete años, los cuestionamientos se repitieron.
Pamela San Martín cuestionó particularmente el caso de Evangelina Mendoza, quien fuera secretaria particular del consejero Juan Pablo Mirón Thomé.
La consejera dijo durante la sesión del INE que Puebla es una entidad federativa que “requiere un fortalecimiento en cuanto a su integración y en cuanto a la confianza ciudadana respecto de su integración. No podemos obviar que es un OPLE que ha sido objetivo de amplios cuestionamientos en el espacio público”.
“Estamos ante un OPLE que debe ser cuidado en cuanto a su integración, porque sí ha sido objeto recientemente de amplios cuestionamientos y el fortalecimiento del mismo me parece que no se logra con el cuestionamiento de quienes podrán integrar el órgano colegiado.”
Alfredo Figueroa apunta a los probables responsables del cuestionamiento que envuelve al órgano electoral poblano: “Es evidente que durante todo el periodo de mandato, primero de Rafael Moreno Valle y después de Antonio Gali, no ha habido una democratización de los órganos electorales ni de ningún otro órgano autónomo del estado. Y me refiero aquí al órgano de transparencia, a los órganos de derechos humanos o incluso del poder judicial”.
Y concluye: “Lo que muestra esto, con toda claridad, es que no fue la alternancia el factor de cambio que se esperaría de la pluralidad, y es un ejemplo de lo que pasa en el país, la alternancia no constituye un elemento en favor de la democratización, puede haber alternancia pero continúan las prácticas antidemocráticas en distintas partes del país”.