En un año prácticamente monotemático, nada escapa a la influencia del coronavirus. La Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha liderado la estrategia para impulsar una respuesta común a la pandemia, es el claro favorito de las casas de apuestas para ganar el Nobel de la Paz, que se anunciará hoy. Sin embargo, su supuesta candidatura levanta ciertas dudas. En primer lugar, podría ser una decisión controvertida teniendo en cuenta, por ejemplo, la postura del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que acusó a la OMS de ser “chinocéntrica” y de haber encubierto la expansión del virus, por lo que decidió retirarle la aportación económica.
Además, ni siquiera se sabe si la OMS está entre los 318 nominados –son siempre secretos a no ser que quien presente la candidatura lo revele–. También pesa una cuestión de calendario: la OMS calificó la Covid-19 de pandemia el 11 de marzo, mientras que el plazo para las nominaciones del Nobel de la Paz cerró el 31 de enero. Los miembros del Comité Noruego del Nobel solo pueden añadir sus propuestas en su primera reunión del año, celebrada en febrero, antes de que el virus empezara a hacer estragos en Occidente.
Según la voluntad de Alfred Nobel, el premio debería ir a la persona “que haya contribuido más o mejor a promover la fraternidad entre naciones, la abolición o reducción de los ejércitos permanentes, y por el establecimiento y promoción de congresos de paz”. En el 2019, fue otorgado al primer ministro etíope, Abiy Ahmed, por sus esfuerzos para resolver un conflicto fronterizo con Eritrea y sus esfuerzos por la “paz y la cooperación internacional”.
Quien sí figura seguro entre los candidatos es la activista medioambiental Greta Thumberg y su movimiento Fridays for Future, que el año pasado ya estaba en lo más alto de las listas de las casas de apuestas y que este año repite. Tanto políticos suecos como noruegos han confirmado que han nominado a la joven sueca de 17 años para el premio, el mejor dotados del mundo, este año con 10 millones de coronas suecas (unos 957.400 euros), tras un incremento de un millón de coronas. Ya el año pasado su candidatura suscitó el debate sobre si el activismo medioambiental se puede enmarcar en la definición de paz . Pero en el 2007 el Nobel de la Paz ya fue para el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) y el vicepresidente estadounidense Al Gore “por sus esfuerzos para obtener y diseminar información sobre el cambio climático”.
Pese a ser los que mejor se pagan en las apuestas, ni la OMS ni Thunberg figuran en la lista de cinco nombres que elabora el Instituto de Investigación de la Paz de Oslo (PRIO), una organización noruega que acertó tanto los ganadores del 2018 como del 2019. Su lista está encabezada por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), aunque también señala como posibles ganadoras otras organizaciones que luchan por la libertad de prensa, como Reporteros Sin Fronteras. Ambas asociaciones figuran asimismo en la lista del Consejo de Paz de Noruega (Norges Fredsråd), la mayor organización del país en cuestiones de paz. “Un premio que enfatice la importancia de dar información fiable sobre conflictos en todo el mundo sería un premio para responsabilizar a aquellos involucrados en los conflictos”, argumenta Henrik Urdal, director de PRIO.
En las listas de expertos hay nombres como el del opositor ruso Alexei Navalni; las Fuerzas de la Libertad y el Cambio de Sudán, al frente de la revolución popular que derrocó el régimen de Omar al Bashir; activistas contra la represión china tanto en Hong Kong como entre la población uigur, y la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, por sus políticas antiarmas.
(La Vanguardia)