26 de abril de 2025

En pleno corazón de Sevilla, entre callejuelas que respiran historia y vida, se esconde un auténtico tesoro para los sentidos: el CoolRooms Palacio de Villapanés. Este imponente hotel, que fusiona el esplendor de un palacio histórico con el lujo contemporáneo, se ha consolidado no solo como un destino para quienes buscan hospedaje de alto nivel, sino también como un epicentro gastronómico que seduce a locales y visitantes por igual.

Bajo sus majestuosos techos y columnas señoriales, la propuesta culinaria del Palacio de Villapanés se despliega como una experiencia completa que acompaña cada momento del día. Desde primera hora, los desayunos ‘deluxe’ son una invitación a comenzar la jornada con exquisitez, en un ambiente que combina la elegancia clásica con una atención al detalle que solo los grandes hoteles saben ofrecer. Cada plato, cada ingrediente, habla de calidad y dedicación.

El corazón gastronómico de este rincón sevillano late con fuerza en su restaurante, dirigido por el talentoso chef Jorge Cortés. De raíces profundamente andaluzas, Cortés ha sabido reinterpretar los sabores tradicionales de la región, imprimiéndoles un carácter contemporáneo sin perder la esencia de su origen. Sus bocados, plenos de autenticidad, se convierten en una celebración de la cocina local, resaltando productos de temporada y técnicas cuidadas que despiertan recuerdos y emociones en cada comensal.

Al caer la noche, el Palacio de Villapanés se transforma en un escenario vibrante donde la coctelería toma protagonismo. En su preciosa y animada barra, los cócteles no son simples bebidas: son pequeñas obras de arte que combinan creatividad, sabor y una presentación impecable. Es fácil perder la noción del tiempo entre luces tenues, buena música y el murmullo de conversaciones que fluyen alrededor de la barra.

El CoolRooms Palacio de Villapanés no es solo un hotel ni solo un restaurante: es una experiencia integral que envuelve, seduce y enamora. Con un precio medio de 70 euros, ofrece un viaje gastronómico que justifica cada euro invertido, dejando en quien lo visita la sensación de haber vivido algo único, digno de los mejores rincones del Marqués.

Para quienes buscan redescubrir Sevilla a través de sus sabores más refinados, su dirección es una brújula infalible: Calle Santiago, 31. Ahí, donde el pasado y el presente se abrazan, el arte de la hospitalidad y la pasión por la gastronomía alcanzan su máxima expresión.