Ella dejó San Pedro Sula para dedicarse a la búsqueda de Oscar Antonio López Enamorado, quien fue visto por última vez en el estado mexicano de Jalisco el 19 de enero de 2010.
Han pasado 12 años desde que Ana Enamorado escuchó, por última vez, la voz de su hijo, Oscar Antonio López Enamorado. En ese momento, el joven de 19 años le dijo que estaba en un lugar de México muy bonito, que parecía una isla, y que pronto regresaría a Honduras, su país de origen.
Pero el instinto materno le hizo ver a que había pasado algo más cuando se cortó la llamada telefónica el 19 de enero de 2010. «¿Se le descargó el teléfono? ¿Se le terminó el saldo?», se preguntó la madre al principio. Desde ese momento su mundo se llenó de vacíos e interrogantes.
Huida a EE.UU. y regreso a México
Oscar Antonio estaba por concluir el bachillerato cuando la violencia en Honduras lo llevó a abandonar San Pedro Sula. El joven, a punto de cumplir 18 años, había sido testigo de que a varios de sus compañeros de escuela los habían asesinado. Como miles de centroamericanos aterrados por la violencia de las pandillas, se vio obligado a emprender la forzada huida rumbo a EE.UU. en enero de 2008.
El joven originario de Santa Bárbara mantuvo comunicación constante con su madre desde que llegó a la ciudad de Austin, en Texas. Pero meses después, omitió decirle a Enamorado que había conocido a unos mexicanos que le ofrecieron un empleo en una localidad llamada El Carrizo, en el municipio de San Sebastián del Oeste, en el estado mexicano de Jalisco.
Una vez en México, Oscar Antonio le confesó a su madre el viaje que había realizado. Le prometió que solo estaría unos meses y luego se regresaría a Honduras. Pero desde aquel 19 de enero de 2010, Enamorado no ha vuelto a escuchar la voz de su hijo, ni ha podido abrazarlo.
La búsqueda de Oscar
«Me ha tocado pasar de todo con la búsqueda de Oscar en este país», dice Enamorado desde La Resistencia, el espacio cultural de Ciudad de México donde trabaja vendiendo todo tipo de alimentos orgánicos, incluyendo un chocolate que tiene como etiqueta el rostro de su hijo. Con estos ingresos, ella solventa sus gastos personales y también obtiene los recursos para pagar el teléfono, el internet y los viajes necesarios que conllevan las labores de la Red Regional de Familias Migrantes, el colectivo que fundó para ayudar a otras mujeres en la búsqueda de sus seres queridos desaparecidos en México.
A través de la Red, la mujer acompaña 11 casos de desaparición de personas provenientes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Perú. La gran mayoría de las familias están fuera de México, por lo que la labor de Enamorado resulta indispensable para darle seguimiento a los expedientes y también para presionar a las autoridades.
«Yo he aprendido a puros golpes, como dicen. Por todo lo que ya me hicieron a mí, por todo lo que yo pasé tan doloroso, tan horrible», reflexiona Enamorado en entrevista con RT sobre la negligencia del Estado mexicano en la búsqueda de Oscar y de las más de 97.000 personas desaparecidas.
Mudanza forzada a México
Enamorado se sumó en 2012 a la Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos, un grupo de mujeres que recorren el territorio mexicano, al menos una vez al año, en busca de sus seres queridos. Pero contrario a su plan inicial de realizar una estancia corta, Ana se terminó quedando a vivir en México para dedicarse por completo a las pesquisas de Oscar, su único hijo.
Estando sola en un país que le quitó lo más preciado, Enamorado enfrentó el laberinto burocrático que supone buscar a un ser querido desaparecido en México, más cuando se trata de un migrante.
Ella interpuso denuncias ante la Fiscalía General del Estado de Jalisco y ante la Unidad de Investigación de Delitos para Personas Migrantes de la Fiscalía General de la República (FGR). También exigió la apertura de expedientes en la Comisión de Búsqueda de personas, tanto en la instancia nacional como en la de Jalisco; y metió quejas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) y en la Dirección General de Estrategias y Atención de los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación.
Enamorado acudió a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), una instancia creada para acompañar en sus procesos a las víctimas de delitos o de violaciones a los derechos humanos. Después de casi diez años de asesorarse en esa institución, en los que el caso «nunca avanzó», Ana contrató abogados particulares en 2019 y a partir de ese momento comenzó a ver resultados.
Omisiones del Estado
En una de las primeras acciones, su defensa interpuso un amparo para que Enamorado pudiese tener una copia de la carpeta de investigación de la desaparición de su hijo. Hasta ese momento, le daban oficios, de manera arbitraria, con muy poca información.
«Después se presentó otra amparo por las omisiones de las autoridades y por la desaparición de mi hijo. Así se han ido dos años ya, pero hemos logrado avanzar un poco, llevar al juez el caso, que el juez le exija a las autoridades, a los Ministerios Públicos y a todas las dependencias que tienen mi caso», cuenta.
En septiembre de 2020, Enamorado consiguió que finalmente las autoridades mexicanas realizaran una búsqueda en las localidades de Jalisco por donde estuvo Oscar, en sitios en donde los funcionarios se habían negado a entrar. «Logramos llegar al pueblo en donde estuvo Oscar, que es El Carrizo, ahí logramos llegar y de ahí se desprendió mucha información, pero las autoridades no avanzan, son muy lentas, pero hay datos, hay mucho que hacer todavía», apunta.
Pero esa década de aparente inoperancia estatal trajo consigo la pérdida de información importante para buscar a Oscar, incluyendo la oportunidad de rastrear números telefónicos que podrían haber ayudado a tener pistas sobre el paradero de su hijo.
«Es muy difícil porque la información se va perdiendo, todo se va olvidando. O sea, después de 10 años, tal vez ya no sean los mismos habitantes de esa zona, los que conocieron a Oscar quién sabe dónde viven, si alguien lo vio ya no lo recuerdan», reflexiona Enamorado desde La Resistencia, el espacio en donde ha encontrado una familia en la que apoyarse en momentos en que la invade la tristeza.
Acto de memoria por los 12 años
La noche del 19 de enero de 2022, Enamorado convocó a un acto de memoria por la desaparición de Oscar en Avenida de los Insurgentes número 20, en la sede de la Fiscalía General de la República. Con ayuda de personas solidarias que la acompañan, la mujer colocó sillas para que se sentasen los titulares de las dependencias que tendrían la obligación de buscar a su hijo. Ninguno asistió.
«Las autoridades están ausentes en este momento, como lo han venido haciendo desde hace doce años», dijo Enamorado, mientras a sus espaldas colgaba una manta con la leyenda: «Oscar, 12 años sin ti. Te seguimos buscando».
En los grandes ventanales del edificio gubernamental, el colectivo Huellas de la Memoria colocó una estampa delineada de plantas de los pies, que en el centro tenía escrito: «Hijo, mis pasos son tus pasos y caminan junto a los pasos de las madres centroamericanas. Caminaremos hasta el fin del mundo, pero los encontraremos».
Hacia las ocho de la noche, mientras los funcionarios apresuraban sus pasos para salir del edificio sin detenerse a mirar el acto de memoria, Ana Enamorado preguntó: «¿No les da vergüenza escuchar tanto dolor?». La mujer, en tono firme, aseguró que ella no desistiría en buscar a Oscar hasta encontrarlo, ni de denunciar «las omisiones y la falta de voluntad» que le han impedido abrazar a su hijo «y encontrar a las miles de personas que están desaparecidas».
Tomado de: RT NOTICIAS