En su primer día como presidenta de México, Claudia Sheinbaum llevó a cabo una emotiva ceremonia de toma de protesta en el Zócalo de la Ciudad de México, donde miles de personas se congregaron para presenciar el evento. En un acto solemne, recibió el bastón de mando de manos de mujeres representantes de pueblos indígenas y afromexicanos, enmarcando un discurso que marcó el inicio de lo que ha denominado “el segundo piso de la Cuarta Transformación”.

Durante su discurso, Sheinbaum presentó un extenso plan de acción con 100 propuestas clave que implementará durante su sexenio, subrayando su compromiso de seguir fortaleciendo la división entre el poder político y económico, y de no someterse a intereses externos o de élite. Afirmó que su gobierno será sensible y cercano a la gente, y continuará el trabajo territorial, con visitas semanales a los estados, como parte de las “mañaneras del pueblo”.

Entre las propuestas más destacadas, Sheinbaum se comprometió a la homologación del tipo penal de feminicidio en todos los estados del país, la creación de la Secretaría de las Mujeres y la Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno. Además, promoverá una reforma laboral que reduzca la semana de trabajo a 40 horas, y trabajará para garantizar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, combatiendo la violencia de género y estableciendo mecanismos para cerrar la brecha salarial.

La nueva presidenta también prometió un gobierno honesto y sin corrupción, con la implementación de una política de austeridad que elimine lujos y privilegios. Aseguró que no regresará el modelo neoliberal, y que su administración mantendrá el enfoque en el desarrollo económico con justicia social, garantizando que no aumentarán los precios de la gasolina, electricidad, gas o la canasta básica por encima de la inflación.

En el ámbito internacional, Sheinbaum reafirmó que la política exterior de México se basará en los principios constitucionales de no intervención y autodeterminación de los pueblos, defendiendo la soberanía y promoviendo relaciones de respeto entre las naciones. También destacó la importancia de los migrantes mexicanos, quienes son considerados héroes de la patria, y aseguró que se les brindará atención digna en los consulados de Estados Unidos y otros países.

En cuanto al sistema judicial, la presidenta anunció una reforma que busca más independencia y autonomía del poder judicial, erradicando la corrupción en este ámbito. Asimismo, se comprometió a seguir trabajando para esclarecer los casos de desapariciones forzadas, como el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

Sheinbaum también presentó una ambiciosa agenda en materia de educación, salud y bienestar social. Prometió fortalecer la educación pública en todos sus niveles, ampliando el acceso a becas y garantizando que los jóvenes tengan un lugar en las universidades. También adelantó que se implementarán programas de atención médica casa por casa para los adultos mayores, y que se contratarán más de 20,000 médicos y enfermeros para mejorar la atención sanitaria.

Además, impulsará la creación de más espacios deportivos y culturales, con el objetivo de promover una república lectora y cultural, donde la educación artística y comunitaria sea un pilar fundamental. En el ámbito científico y tecnológico, Sheinbaum aseguró que México se convertirá en una potencia en innovación, con la creación de un programa espacial, el desarrollo de semiconductores y la producción de drones y otras tecnologías «hechas en México».

Por último, subrayó la importancia de la soberanía alimentaria y el apoyo a los pequeños y medianos productores agrícolas, con iniciativas para asegurar la autosuficiencia en la producción de maíz y frijol. También mencionó la fusión de Segalmex y Diconsa en la nueva entidad «Alimentación para el Bienestar», que promoverá la comercialización justa de productos agrícolas como miel, café y cacao.

El gobierno de Claudia Sheinbaum se perfila como una continuación de las políticas implementadas durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, pero con un enfoque renovado y centrado en los valores del humanismo mexicano, la igualdad y la justicia social. Su primer día como presidenta ha dejado claro su compromiso con las grandes transformaciones que promete llevar a cabo durante los próximos seis años.