El desastre humanitario en las prisiones del país, sin agua ni alimentos o medicinas, se ha agravado durante las últimas semanas de protestas.
145 reclusas escaparon de la prisión civil de mujeres de Cabaret, en el departamento Oeste de Haití, a 26 kilómetros de la capital, Puerto Príncipe, según confirmó el portal haitiano Le Facteur Haiti.
La fuga tuvo lugar prácticamente a la vez que un ataque armado orquestado contra el retén policial de la zona, que concluyó con la muerte de un agente de Policía.
En el recinto penitenciario había un total de 230 reclusas, por lo que tras la fuga masiva, tan solo 85 permanecieron custodiadas en sus celdas.
Pocas horas después de la huida, tres de las presas fugadas fueron detenidas nuevamente por la Policía Nacional de Haití y han vuelto a ingresar en prisión.
Un video difundido por medios locales muestra a varias mujeres corriendo por las montañas de la cercana Titanyen mientras se escucha el sonido de disparos de fondo.
Un ataque organizado
El motín dio comienzo el jueves de la semana pasada cuando las reclusas ataron a los agentes de seguridad que las custodiaban y abrieron las puertas de la prisión.
Desde la subestación de Policía más cercana, se trató de responder al incidente. Sin embargo, mientras los agentes estaban en camino, pandilleros de la cercana Canaan, un barrio a las afueras de Puerto Príncipe, atacaron la Comisaría y le prendieron fuego.
Además, las pandillas bloquearon la carretera hasta la prisión y abrieron fuego contra la Policía, provocando la muerte del funcionario.
Desastre humanitario en las cárceles haitianas
Desde hace tiempo activistas de derechos humanos han estado avisando de que este tipo de incidentes se podrían producir. El sistema penitenciario en Haití lleva tiempo convertido en un desastre humanitario.
Tan solo entre enero y abril de este año se registraron 54 muertes por desnutrición en las prisiones del país. Los reclusos no tienen comida, agua potable ni medicamentos básicos. En las última semanas tampoco luz ni gas. La mayoría dependen de la buena voluntad de familias, vecinos o parroquias cercanas.
En estas condiciones, en el último mes se han activado varias campañas solicitando ayuda para varias prisiones, advirtiendo de que los presos morirían si no se les hacía llegar rápidamente alimentos.
A la falta de recursos se le ha sumado la situación de inestabilidad que vive el país desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse.
Durante los últimos meses se han producido bloqueos de carreteras, desabastecimientos y protestas, sobre todo desde que el Gobierno anunció el aumento del precio de los combustibles.
La prisión de Cabaret es la única de mujeres en todo el país. Su construcción, cuyo coste ascendió a alrededor de 8 millones de dólares, fue financiada por el Departamento de Estado de EE.UU. a través de la Oficina Internacional de Narcóticos. Aquí, muchas mujeres estaban recluidas con sus bebés, en una instalación que había llegado a depender de una iglesia local y otras organizaciones para obtener provisiones.
Sin embargo, la labor de estas organizaciones es muy difícil debido a la inseguridad que reina en el país y al aumento de violencia vivido en los últimos dos años, que hacen muy complicado desplazarse hasta los recintos carcelarios.
Según un informe de la ONU, a 1 de junio el sistema penitenciario de Haití tenía una ocupación de las celdas que superaba el 280 % de su capacidad. Además, el 83 % de los presos se encuentra en prisión preventiva y en ocasiones pueden pasar hasta diez años hasta su primera vista ante un juez. Algunos pasan más tiempo en prisión preventiva que el que les correspondería de ser condenados.