Las armas de la ciencia en batalla contra la leucemia

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  • México es uno de los países con mayor índice de leucemias pediátricas en todo el mundo. Con el propósito de encontrar la estrategia de combatir las recaídas de pacientes que, en gran medida, resultan mortales, un grupo de científicos de la Universidad de Colima desarrolla un proyecto que estudia la biología de la leucemia linfoblástica aguda basado en la búsqueda de nuevos blancos terapéuticos en esta enfermedad.
  • Las leucemias linfoblásticas agudas originadas por mutaciones que ocurren durante diferentes fases de la maduración normal de linfocitos constituyen el cáncer más común en niños y adolescentes.

Un día, al regresar con su hija Alo del preescolar, la señora Selene Sedán se alarmó cuando descubrió que tenía moretes en una de sus piernas. Le preguntó qué había pasado y la menor, de cuatro años de edad, respondió que un niño la había golpeado.

Más tarde, a la niña se le empezaron a inflamar los ganglios y a la familia le pareció muy raro porque no tenía fiebre, fatiga ni pérdida de peso. Su madre la llevó al médico y este dijo que por la inflamación de los ganglios podrían ser paperas y le recetó un medicamento. 

Selene, madre soltera residente en la ciudad de Manzanillo, recuerda muy bien la fecha de lo anterior: viernes 11 de septiembre de 2010.

Al día siguiente, Alo amaneció con más moretes en sus piernas, en la espalda y en los brazos, además de puntos rojos, situación que causó mayor preocupación a su mamá y la llevó nuevamente con el médico, quien le ordenó diversos estudios, entre ellos una biometría hemática.

Sin encontrar laboratorio abierto, tuvo que esperar al lunes para la realización de los análisis. Cuando fue a recoger los resultados, la química no se los dio, con el argumento de que habían salido alterados y quería tomarle una nueva muestra.

“A mí se me hizo raro, y la niña ya traía más moretes y puntos rojos en su piel. Regresé con el pediatra, le comenté lo que estaba pasando y me dijo que había que esperar, que parecía dengue, pero mi hija no presentaba fiebre ni otros síntomas”.

Entonces Selene recurrió a un amigo médico que trabajaba en la clínica del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), quien ofreció revisar a la niña al final de su turno. Le tomó nuevas muestras y esperó los resultados tres horas. Cuando estuvieron listos, el médico no se los entregó, solo unas laminillas y le dijo que era algo un poco delicado, que fuera al hospital lo más pronto posible, que no dejara pasar tiempo.

Se fue directo al hospital de Manzanillo. Llegó a urgencias después de la media noche del 15, le dijo a la recepcionista que traía a la niña con síntomas de dengue hemorrágico y fue pasada con el médico. Según los estudios del ISSSTE, la niña traía 78 por ciento de glóbulos blancos alterados.

El médico de urgencias le dijo que le haría otros estudios porque no le servían los anteriores, que no venían en hoja membretada por no ser derechohabiente del ISSSTE. Tardaron alrededor de dos horas. El doctor regresó, le dijo que no era dengue hemorrágico, sino que todos los síntomas apuntaban a una leucemia.

“Fue muy impactante, me quedé como en shock, fue algo que no puedes creer y te cambia la vida muy drásticamente. Me dijo el doctor que teníamos que trasladarnos a Colima de urgencia porque estaba muy mal la niña. Ya no nos dejaron salir. Fue muy rápido el traslado en ambulancia. Llegamos al Hospital Regional Universitario como a las cuatro o cinco de la mañana”.

Más tarde llegó uno de los médicos y le confirmó a Selene la enfermedad de su hija, pero le dijo que necesitaban hacerle otro estudio para saber el tipo de leucemia que tenía y darle el tratamiento correcto. El diagnóstico fue leucemia linfoblástica aguda de células T, una de las más agresivas. Tenía un tumor en el tórax y, por lo bajo de las plaquetas y la hemoglobina, la niña pudo haber muerto si hubieran tardado un día más para llevarla al hospital, comentó el médico.

Inicialmente, Alo estuvo internada un mes. En las condiciones en que llegó no había muchas esperanzas. El tumor no se podía operar. Lo iban a tratar de deshacer poco a poco con quimioterapia, pero había riesgos. No hubo complicaciones. Fueron cuatro años de tratamiento. Al principio llevaba a la niña tres veces por semana a Colima. Después tuvo una recaída y fueron dos meses más de hospitalización. Posteriormente, recibió radiaciones y tenía que llevarla diario a Colima; después, una vez por semana.

Selene, quien actualmente tiene 31 años de edad, trabaja como auxiliar administrativa en una empresa portuaria de Manzanillo. El último día de tratamiento de su hija fue el 25 de abril de 2014. A sus 12 años de edad, Alo lleva cuatro años en periodo de vigilancia médica y debe acudir cada tres meses a revisión médica. De acuerdo con su mamá, todavía tiene que esperar dos años más para ser dada de alta y ser considerada “sobreviviente del cáncer”.

Cuando a su hija le fue diagnosticada la enfermedad, Selene trabajaba como secretaria en otra empresa, pero se vio obligada a dejar el empleo para atender a su hija. Logró sostenerse gracias al apoyo de familiares y amigos, además de lo que ganaba con la elaboración y venta de postres cuando tenía tiempos libres.

También recibió el apoyo de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC), que le proporcionaba recursos para el transporte y algunos medicamentos, mientras que el tratamiento fue cubierto con el Seguro de Gastos Catastróficos del Seguro Popular.

Selene, quien también tiene un hijo dos años menor que Alo, comenta que la experiencia de la enfermedad de su hija le ha cambiado la vida para bien, pues está convencida de que de lo malo siempre hay que tomar lo bueno y no ha dejado de luchar. “Me dejó un bonito aprendizaje, a amar más la vida, a los hijos, a las personas que uno quiere, porque a veces nos olvidamos de ciertas cosas que realmente tienen valor”.

* * *

Las leucemias linfoblásticas agudas originadas por mutaciones que ocurren durante diferentes fases de la maduración normal de linfocitos constituyen el cáncer más común en niños y adolescentes. Como resultado de mutaciones, se presenta un crecimiento excesivo de linfocitos inmaduros, denominados linfoblastos.

La enfermedad es potencialmente mortal porque el crecimiento descontrolado de linfoblastos malignos suprime la hematopoyesis normal, resultando que no se produzcan suficientes células sanguíneas maduras para prevenir la aparición de anemia, infecciones y hemorragias. Las leucemias linfoblásticas agudas representan alrededor de 75 por ciento de todas las leucemias, y de estas 85 por ciento son causadas por células B, mientras 15 por ciento por las células T. Estas últimas son las que menos responden a tratamiento y provocan el mayor número de recaídas.

El Laboratorio de Inmunobiología de la doctora Oxana Dobrovinskaya en el Centro Universitario de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de Colima (Ucol) se dedica a los estudios de la biología de la leucemia, con un enfoque de la búsqueda de nuevos blancos terapéuticos en esta enfermedad.

La científica, integrante nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), comenta que existe “una situación muy alarmante en México porque tenemos la incidencia más alta en el mundo en leucemias pediátricas”, además de que “se sabe que la leucemia está relacionada con diferentes mutaciones, unas con buen pronóstico, que responden mejor a tratamiento, pero otras con pronóstico peor. En el caso de México, no sabemos por qué todavía las mutaciones que se acumulan en linfoblastos malignos son las que provocan la enfermedad con peor pronóstico, y que menos responde a tratamiento”.

Advierte que algunos atribuyen esto al hecho de vivir en ciudades grandes como Ciudad de México o Monterrey, con una gran contaminación del medio ambiente pero, por otro lado, también se considera que es por vivir cerca de campos agrícolas donde se usan diferentes compuestos tóxicos, que pueden causar acumulación de cierto tipo de mutaciones.

Con el propósito de encontrar la estrategia de combatir las recaídas de pacientes que, en gran medida, resultan mortales, el grupo de científicos de la Ucol, coordinado por la doctora Oxana Dobrovinskaya, desarrolla un proyecto que estudia la biología de la leucemia linfoblástica aguda con enfoque en señalización por calcio, donde se toma en cuenta la heterogeneidad de las células leucémicas y, en particular, una subpoblación de células muy especiales, que son las células iniciadoras de la leucemia, posibles causantes de las recaídas. El financiamiento para este estudio fue aprobado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en la Convocatoria de Investigación en Fronteras de la Ciencia (2015)