Además, otra pequeña, de unos cuatro años, cayó en el río Uraricoera y está desaparecida.
Una niña indígena de 12 años murió después de ser violada por mineros ilegales en la comunidad de Aracaçá, en la región de Waikás, una de las más golpeadas por la invasión minera en la Tierra Indígena Yanomami, en el estado de Roraima.En un video en las redes sociales, Júnior Hekurari Yanomami, presidente del Consejo de Salud Indígena Yanomami e Ye’kuanna (Condisi-YY) informó sobre lo ocurrido. «Los garimpeiros invadieron la comunidad y se llevaron a una mujer y una adolescente, entre 11 y 12 años de edad, la violentaron y violaron, lo que ocasionó su muerte», explicó Hekurari. Según él, el cuerpo de la niña se encuentra en la comunidad. Asimismo, añadió que junto a la mujer y la joven había una niña, de unos cuatro años de edad, que cayó en el río Uraricoera y está desaparecida. «Estoy muy triste con lo que está ocurriendo con mi pueblo», dijo entre lágrimas Hekurari, también uno de los líderes de la comunidad. En una nota, recogida por la prensa, el Ministerio Público Federal aseguró que «estas situaciones son una consecuencia de la cada vez más frecuente presencia del garimpo ilegal en tierra indígenas».
«Entre las medidas [que se deben desplegar] está la vuelta de las operaciones de fiscalización, la construcción de bases de protección etno-ambiental y cambios en los procedimientos adoptados por los órganos de inspección»; añadió.
«Escenario de terror»
Este mismo mes, la Asociación Hutukara Yanomami alertó en un informe el «escenario de terror» que sufren las comunidades en esta zona y denunció que los mineros exigen sexo con mujeres y niñas a cambio de comida.
La Tierra Indígena Yanamomi es la mayor reserva del país, con más de 10 millones de hectáreas distribuidas entre los estados Amazonas y Roraima. Se calcula que unos 29.000 indígenas viven en la zona, en aproximadamente 350 comunidades. Según el informe, hay 273 comunidades afectadas por la minería, lo que impacta a más de 16.000 personas.
Los ‘garimpeiros’ (mineros) –se calcula que unos 20.000 en todo ese territorio– agravan la deforestación, la contaminación de los ríos por el uso del mercurio, la violencia contra las comunidades y propagan enfermedades como la malaria o el covid-19.
Se aprovechan así de la escasez de la caza y pesca como consecuencia de la destrucción del medio ambiente y de la debilidad de los indígenas por las enfermedades que ellos mismos transmiten.
Tomado de: RT NOTICIAS