Con una trayectoria de más de 25 años en cine y televisión, Alejandro Speitzer (Culiacán, 1995) se ha consolidado como uno de los actores mexicanos más influyentes del momento. Embajador de marcas como Lacoste y Bvlgari, y con papeles destacados en producciones como Alguien tiene que morir (2020) y La cabeza de Joaquín Murrieta (2023), Speitzer ha logrado transitar con soltura entre la moda y el cine.

En su más reciente película, Pimpinero: sangre y gasolina (2024), dirigida por Andrés Baiz, interpreta a Juan Estrada, un contrabandista en la frontera colombo-venezolana. A lo largo de la entrevista con el director, Speitzer reflexiona sobre su conexión con el personaje y cómo comparten la búsqueda de justicia, aunque admite que se diferencia en la capacidad de frenar ante el peligro, una cualidad que Juan parece no dominar.

Speitzer también comenta sobre la inseguridad que puede surgir en el trabajo actoral. Para él, la inseguridad es parte del proceso creativo, algo que ha aprendido a manejar con los años, reconociendo que incluso los actores con más experiencia enfrentan el síndrome del impostor en algún momento.

En cuanto a sus compañeros de reparto, como Laura Osma, Juanes y Alberto Guerra, Speitzer destaca las diferentes dinámicas y aprendizajes que compartieron, desde la sabiduría y templanza de Juanes, hasta la intensidad actoral de Guerra, quien lo llevó a explorar nuevas posibilidades en escena.

Para Speitzer, las redes sociales han sido una herramienta poderosa para conectar con sus seguidores y compartir su trabajo, aunque reconoce el riesgo de perder autenticidad en un mundo digital tan acelerado.

Fotografiado por Manuel Zúñiga para Vogue en octubre de 2024, Speitzer luce prendas de Lacoste y Bvlgari, reafirmando su estatus como ícono de estilo tanto dentro como fuera de la pantalla.