30 de Enero de 2025

Desde su infancia en Roma durante la década de 1970, Alessandro Michele mostró una fascinación por la moda que marcaría su futuro. Uno de sus pasatiempos favoritos era explorar el armario de su madre, maravillándose con la textura del tafetán, el brillo de las lentejuelas y los detalles de cada prenda. Su madre, quien trabajaba en la industria cinematográfica, tenía un estilo sofisticado, y una de sus piezas más especiales era un vestido de crepé de chine inspirado en Valentino. De silueta recta y cuello alto, su elegancia clásica escondía un detalle inesperado: en la parte trasera, una mariposa bordada en tonos rosas y lilas sugería transformación y fugacidad.

“Me lo puse en un mundo que ya no existe”, le comentó su madre.

Décadas más tarde, Michele tuvo la oportunidad de sumergirse en ese mundo perdido. En 2024, asumió el cargo de director creativo de Valentino y, en su primer día en la sede de la firma en Roma, se adentró en los archivos históricos de la casa. Allí, entre prendas y accesorios meticulosamente elaborados, encontró el legado de la marca: un equilibrio entre delicadeza y estructura. Michele, quien había redefinido Gucci con una estética que mezclaba el pasado con lo ecléctico, ahora enfrentaba un nuevo reto: reinterpretar la herencia de Valentino con su visión única.

Foto: Annie Leibovitz, Vogue US, marzo 2025

Meses después, en París, ultimaba los detalles de su primera colección para la marca. Rodeado de accesorios, telas y bocetos, afinaba cada aspecto del desfile, observando cómo las prendas capturaban la esencia de Valentino y, al mismo tiempo, reflejaban su sensibilidad estética. Entre los diseños destacaba un vestido de gasa azul con lunares, de estructura compleja y pliegues meticulosamente trabajados. “Es casi como si lo hubiéramos diseñado juntos”, comentó Michele, refiriéndose a Valentino Garavani, el fundador de la firma.

Foto: Annie Leibovitz, Vogue US, marzo 2025

El día del desfile, Michele rompió con la tradición de presentaciones lujosas en el centro de París y eligió un espacio inesperado en la periferia de la ciudad. Sus invitados, entre ellos Elton John y Harry Styles, fueron recibidos en un escenario de inspiración decadente, donde modelos desfilaron entre espejos agrietados y sillones cubiertos por sábanas polvorientas. La colección reveló una fusión de lo antiguo y lo contemporáneo: encajes delicados, brocados lujosos y drapeados escultóricos contrastaban con detalles inesperados como aros de diamantes en la nariz y collares de cadenas doradas.

Semanas después, en su oficina en Roma, Michele reflexionaba sobre su nuevo camino. Rodeado de mobiliario de distintas épocas, con murales antiguos y papeles pintados que Valentino Garavani había elegido décadas atrás, hablaba sobre su pasión por la historia y la moda. “Las cosas que parecen antiguas y pasadas de moda son, en realidad, las mejores”, dijo con convicción. Su apuesta por la reinvención ya estaba en marcha, y con ella, el inicio de una nueva era para Valentino.

Foto: Annie Leibovitz, Vogue US, marzo 2025