Sabores inolvidables: una ruta gastronómica por Nápoles

Nápoles es una ciudad que vibra con intensidad. Su energía, su carácter caótico y su autenticidad dejan una huella imborrable en quienes la visitan. Y si algo define a esta ciudad del sur de Italia, además de su patrimonio histórico, es su extraordinaria riqueza culinaria. La pizza napolitana ha conquistado el mundo, pero su gastronomía va mucho más allá de esta joya icónica. Aquí te compartimos algunos rincones donde vivir una experiencia gastronómica única, digna de repetirse.


Osteria Pignatelli: tradición en cada bocado

Ubicada en el encantador barrio de Chiaia, Osteria Pignatelli es el sitio ideal para probar uno de los platillos más representativos de la cocina napolitana: la pasta alla Genovese. Esta receta, elaborada con carne de res y una gran cantidad de cebolla cocida a fuego lento durante horas, ofrece un sabor profundo con matices dulces que la distinguen del típico ragú. El plato se sirve con Candele, una pasta larga que recuerda la forma de las velas procesionales.

Además de esta especialidad, no te pierdas sus flores de calabacín rellenas de ricotta y mortadella, un antipasto delicado y sabroso. Y si lo tuyo son los sabores marinos, el risotto con gamba roja es una opción que captura la esencia del Mediterráneo. Para cerrar con broche de oro, prueba su tiramisú, considerado por muchos como uno de los mejores de la ciudad.


‘Ntretella: el arte de la pizza frita

Hablar de Nápoles sin mencionar la pizza es imposible. Y aunque la versión horneada es la más reconocida, la pizza frita es una alternativa local que sorprende por su textura crujiente y su sabor reconfortante. ‘Ntretella, en pleno centro de la ciudad, es el lugar perfecto para descubrirla.

Recomendamos probar la Montanara, una versión frita con salsa de tomate, mozzarella y albahaca fresca. Para acompañar, puedes pedir una tabla de embutidos y quesos italianos que incluye delicias como mortadella, speck, ricotta, gorgonzola y, por supuesto, mozzarella de búfala. Un festín ideal después de una jornada explorando la ciudad.


Gran Caffè Gambrinus: dulces con historia

Este emblemático café, situado junto al Palacio Real y el Teatro San Carlo, es un lugar imprescindible tanto por su arquitectura de finales del siglo XIX como por su exquisita repostería. Con más de 150 años de historia, el Gran Caffè Gambrinus es sinónimo de elegancia y sabor.

Entre sus dulces típicos destaca la sfogliatella, un pastel crujiente relleno de ricotta con notas cítricas de naranja confitada. También puedes degustar otras delicias locales como el babà al ron, la graffa napolitana o el cornetto relleno. Todo, por supuesto, acompañado de un buen café espresso.


Mimì Alla Ferrovia: cocina local con alma

A pocos pasos de la estación central se encuentra esta trattoria tradicional que, desde hace décadas, conquista paladares con su cocina auténticamente napolitana. Mimì Alla Ferrovia es frecuentado por locales y personajes ilustres, como lo demuestran las fotos que decoran sus paredes.

Aquí podrás disfrutar de platos clásicos como la parmigiana de berenjena, las albóndigas al ragú, los spaghetti con almejas frescas y las Candele alla Genovese. Un lugar ideal para quienes buscan una experiencia sincera, alejada de lo turístico.


Parsika: una propuesta contemporánea en Chiaia

Para quienes desean explorar una faceta más moderna de la cocina napolitana, Parsika es la opción ideal. Este bistró contemporáneo fusiona la tradición italiana con influencias nórdicas en un ambiente elegante y relajado.

Su menú de autor incluye opciones como pimientos asados con bagna cauda, crudo de gamba con caldo de jamón y guisantes, y pastas artesanales como los pici al azafrán con cangrejo y salsa de anchoas. Los cortes de carne madurada con acompañamientos sofisticados también forman parte de la experiencia. Todo ello maridado con una selección de vinos cuidadosamente curada por su equipo.


Nápoles es un banquete de sensaciones. Cada calle ofrece una nueva historia que contar… y un nuevo platillo que probar. Si tienes la fortuna de recorrer sus rincones, prepárate para volver con el corazón contento y el paladar eternamente agradecido.