En la Maestría de Ciencias Biológicas examinan comunidades de plantas e insectos para obtener pruebas sobre la existencia de otros polinizadores
En el estudio de la biología reproductiva de las plantas los investigadores han inferido qué grupos de animales son los encargados del proceso de polinización, con base en las características morfológicas de las flores, lo cual corresponde a la teoría de los síndromes de polinización de plantas. Sin embargo, tal postulado puede no ser del todo exacto. Por esta razón, en la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP se realiza una investigación sobre su validez.
En este proyecto trabaja la bióloga Samanta Maite de los Santos Gómez, estudiante de la Maestría de Ciencias Biológicas, quien con la asesoría de la doctora Dulce María Figueroa Castro, investigadora de esa facultad, analiza comunidades de insectos y de plantas con distintos ciclos de vida, para obtener pruebas en torno a la citada teoría.
El interés se centra en conocer qué otros animales pueden polinizar a una planta, lo que permitiría a los especialistas centrar sus esfuerzos en la preservación de esos organismos que no habían sido tomados en cuenta. “Por ejemplo, tal vez nos estemos enfocando solamente en el cuidado del colibrí, cuando en realidad podrían existir otras especies polinizadoras que también necesitan de cuidado”, comentó Figueroa Castro.
La académica, doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad de Missouri, Estados Unidos, señaló que emplear los síndromes de polinización sin corroboraciones en poblaciones naturales puede llevar a una serie de errores en las inferencias acerca de los polinizadores de las especies vegetales, debido a que no contempla la variedad de especies animales existentes en el campo, capaces de polinizar, aunque sea de manera accidental, a una misma flor.
“Por ejemplo, las flores tubulares, de color rojo, que no producen aromas, son comúnmente vinculadas con colibríes, pero no porque esta flor tenga dichas características significa que llegará un solo grupo de organismos, sino que puede haber otros”, expresó.
En las últimas décadas algunos autores han estudiado la veracidad de este síndrome y lo que se ha encontrado es que de manera general en las especies de plantas que son polinizadas por aves, murciélagos o abejas, sí se cumple lo establecido por los síndromes de polinización, pero no ocurre en aquellas especies que son polinizadas por otros grupos, como escarabajos, moscas y mariposas, explicó.
Asimismo, comentó que hay muy pocos estudios que abordan el tipo de hábitat en el que se encuentran las plantas, como un factor determinante para el cumplimiento de los síndromes de polinización. Un ejemplo de ello son las zonas áridas. Además, en dichos trabajos no se han tomado en cuenta otros elementos como el ciclo de vida de las plantas estudiadas, “no se tendrá el mismo efecto en una planta que vive muchos años a una cuyo ciclo de vida es de solamente unos cuantos meses”.
Con respecto a la investigación llevada a cabo en el Laboratorio de Interacciones Ecológicas, de la Facultad de Ciencias Biológicas, Samanta Maite de los Santos Gómez se encuentra en la fase de recolección de datos y el procesamiento de muestras. Hasta el momento los avances presentan la posibilidad de que el síndrome sí se cumpla en plantas con ciclo de vida largo, pero no en aquellas que apenas viven unos cuantos meses.
Para ello, se hicieron observaciones en manchones de flores de ciertas especies vegetales con distintos ciclos de vida, se recolectaron los insectos que visitaban sus flores y ahora se trabaja en la extracción de los granos de polen que estos tengan, para que a través de su análisis se establezca qué grupos de insectos realizan la polinización.
“Si un insecto carga 100 granos de polen y cinco de ellos corresponden a la especie de planta en la que fue recolectado, entonces eso significará que el insecto visita las flores de muchas otras especies de plantas, por lo tanto no será un buen polinizador para la primera”, explicó la doctora Figueroa Castro.
Finalmente, destacó la importancia del proceso de polinización para los ecosistemas, así también para la producción de frutos y otros alimentos que son consumidos por los humanos como el chile, jitomate, o hasta el tequila y el mezcal que provienen de la planta de agave polinizada por murciélagos.