Experto de la DCyTIC de la BUAP habla sobre la trascendencia de estas tecnologías, sus riesgos e importancia para la investigación.
En los últimos años las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han impactado a la sociedad en gran medida, de eso no hay duda. Cuando establecemos contacto con los demás, nos informamos o buscamos formas de entretenimiento, la tecnología está ahí, en todo. Hoy es fundamental en la vida diaria.
“A inicios del milenio empezamos a aprovechar las ventajas de las tecnologías de información -que en un sentido práctico giran alrededor del internet-, de la mano de portales de noticias, correos electrónicos y las primeras redes sociales modernas: las salas de chat, donde surgían relaciones sociales a distancia. Facebook, Youtube y Twitter harían su aparición pocos años después; hoy son tan populares que se han convertido en verbos”, expresó Miguel Ángel Peña Azpiri, jefe de Proyectos Especiales de la Dirección General de Cómputo y Tecnologías de la Información y Comunicaciones, de la BUAP.
Asimismo, el surgimiento de Google con su motor de búsqueda super eficiente y una interfaz de usuario sencilla rompió los paradigmas existentes, “pero fue hasta 2007 cuando pudimos palpar la modernidad de la mano del ´Gandalf’ de nuestra Tierra Media. Steve Jobs puso en el mercado el iPhone, y con este la pauta de que un teléfono celular no serviría sólo para una llamada, sino sería un hub de herramientas de la vida diaria, hasta convertirse en un tercer apellido que nos identifica en una sociedad global. Los usuarios queríamos el control de la tecnología y no ser controlados por ella”, comentó.
Cuando Google hizo libre su sistema operativo móvil, Android, abrió la puerta al empoderamiento real de las personas, refirió. Microsoft, Blackberry, Nokia, Ericsson, todos los gigantes de la telefonía celular tuvieron que hacer una reverencia y cambiar su estrategia ante el reinado del dúo dinámico representado por Apple y Google.
“De pronto tuvimos a nuestra disposición elementos digitales como música, video juegos, navegación por GPS, Wi-Fi (¡adiós cables!), televisión bajo demanda, streaming y cantidades enormes de información, que no sólo eran datos históricos, sino también información en tiempo real. Podíamos saber qué estaba pasando en ese momento en todo el mundo, la sociedad cambió, ahora todo es inmediato. Ya no hay que esperar para nada”, precisó.
Indicó que esta situación permitió la aparición de profesiones que hace 20 años eran risibles, como ser presentador de noticias desde tu sala, media manager, o gamer profesional, e incluso hay torneos de video juegos que millones de personas siguen en vivo como si se tratara del Mundial de Fútbol o los Juegos Olímpicos.
Además, las estrategias políticas han cambiado, ahora hay profesionales que logran influir en la mente de los votantes mediante un twitt, una noticia compartida en Facebook o una transmisión de video en vivo, en la que un aspirante a la Presidencia de la República le da una cobija a un indigente.
Un ejemplo de esto es la exitosa campaña de Barack Obama que promovió el empoderamiento de los jóvenes a través de las TIC, o la campaña de Donald Trump que aprovechó a todos los adultos olvidados que también tienen acceso a las TIC y son mucho más influenciables que los jóvenes.
“Desde la ´Primavera Árabe´ hasta el ´Pasito perrón´, las TIC han formado una nueva cultura digital que compite con las formas tradicionales y amenaza la vida tranquila provinciana, irrumpiendo con desdén, irreverencia y una libertad disfrazada de anonimato, que siempre han buscado las personas”, aseveró.
La importancia de las TIC para el desarrollo de la investigación
Peña Azpiri dio a conocer que las TIC se crearon en áreas de investigación tanto académica, como industrial y bélica; grandes desarrollos, como el Internet y el GPS, fueron posibles gracias al Departamento de Defensa de los Estados Unidos de América. Por esta razón es imposible imaginar a la investigación científica sin las TIC, por un concepto sencillo: colaboración.
La información científica mundial -artículos, libros, tesis, reportes- está a la mano de cualquier equipo de trabajo, a través de las redes de cómputo, incluso hay redes como el Internet 2, CA*net3, CUDI y otras que se usan exclusivamente con fines de investigación y colaboración científica, y que cuentan con numerosos grupos de investigación que comparten experiencias, conocimientos y hasta infraestructura para acelerar resultados.
“Para nosotros, en la BUAP, las TIC son esenciales en los avances que hemos realizado. Los trabajos con el CERN en Suiza, el observatorio HAWC en la Sierra Negra de Puebla y el mismo Laboratorio Nacional de Supercómputo del Sureste de México utilizan las TIC para colaborar en segundos con científicos y laboratorios de todo el mundo”.
Los riesgos de las tecnologías
Para el investigador, Maestro en Ciencias en Cómputo Móvil y Ubicuo por la Universidad de Láncaster, en Inglaterra, el riesgo de estas tecnologías radica en que al ser todo inmediato, la mente de las personas ha cambiado. Ya no tenemos que esperar para nada. ¿Para qué leer un libro cuando una búsqueda en internet nos arroja justo lo que buscamos?, ahí está el problema.
De igual forma, habló de las TIC como herramientas para el control de las masas por parte de las grandes élites: “creemos tener la libertad de expresión y ser un foco de verdad en esta época oscura llena de mentiras y corrupción, pero ¿realmente somos libres?, todas las plataformas que utilizamos pasan por una serie de filtros, y si lo que queremos decir no cubre las expectativas de los dueños de tales plataformas, simplemente desaparece. Por otro lado, se está discutiendo si Facebook dará prioridad a las historias de conocidos, antes que las de empresas privadas, pero ¿qué los detiene ahí?”.
En su opinión, la misma inmediatez ha hecho a un lado todo aquello que era considerado “especial” para la sociedad, como una postal, una carta, una visita a un museo, o una charla con un amigo: todo se ha reducido a la percepción digital que tenemos a nuestra mano.
“Al eliminar el carácter especial de lo que vemos y sentimos, cualquiera puede tenerlo, y ahora lo realmente importante es lo que compartimos, lo que los demás creen de nosotros. Vale más una persona por el número de seguidores que tiene, el número de likes en una foto o por cuántos cafés de unicornio ha comprado”.
Este modo de vida brinda una especie de anonimato tras el cual podemos ser alguien completamente diferente, de quien realmente somos. Una edición de fotografías puede darnos otra figura, otro rostro, otra familia, otra historia. Esto se ha utilizado, lamentablemente, no sólo para tener un nuevo inicio, sino también para engañar, realizar fraude e incluso lastimar a otros.