Francia propone estatus de “refugiado científico” ante la represión académica en EE.UU.

20 de abril de 2025

Frente a un escenario internacional marcado por el debilitamiento de las libertades académicas, Francia ha lanzado una iniciativa que podría marcar un precedente en la protección global de la investigación científica. La Universidad de Aix-Marsella ha recibido casi 300 solicitudes, principalmente de académicos estadounidenses, interesados en integrarse a su nuevo programa de «asilo científico», titulado Lugar Seguro para la Ciencia. El objetivo: ofrecer un refugio a investigadores cuyas trayectorias y libertades se ven amenazadas por medidas represivas, especialmente en Estados Unidos.

Esta respuesta masiva se enmarca en el contexto de un endurecimiento del control político sobre la academia en EE.UU., impulsado por medidas de la administración de Donald Trump que han resultado en recortes presupuestales, restricciones ideológicas y ataques a la libertad de pensamiento en universidades e instituciones de investigación. Ante esta situación, la propuesta francesa ha encontrado una resonancia urgente y profunda entre académicos de renombre, provenientes de universidades como Yale, Stanford, Columbia, y agencias como la NASA.

El programa no sólo garantiza tres años de financiamiento para unos 20 seleccionados, sino que también actúa como una declaración de principios: la ciencia, el pensamiento crítico y la producción de conocimiento no deben ser sofocados por intereses autoritarios.

El presidente de la universidad, Eric Berton, ha revelado que muchas de las solicitudes fueron enviadas mediante canales cifrados, acompañadas de testimonios alarmantes sobre la censura, la vigilancia y el temor generalizado entre investigadores en EE.UU. Estas situaciones, que hace unos años habrían parecido impensables en una potencia científica mundial, han provocado un giro en la forma en que Europa, y particularmente Francia, entiende su papel como refugio para el pensamiento libre.

En línea con esta visión, el expresidente francés François Hollande propuso esta semana la creación oficial de un estatus de «refugiado científico». A través de un proyecto de ley, se busca que Francia reconozca legalmente a investigadores amenazados como elegibles para protección subsidiaria, una figura que permitiría agilizar su acogida y facilitar su reintegración al trabajo académico en territorio francés.

«Se trata de una obligación moral», afirmó Hollande, al referirse a los científicos que trabajan en temas críticos como el cambio climático. Su interrupción —advierte— sería una pérdida para la humanidad entera. Al mismo tiempo, resaltó el valor simbólico de esta propuesta como gesto político ante el repliegue de Estados Unidos y el avance de regímenes autoritarios que criminalizan el conocimiento.

En un mundo donde la verdad científica comienza a verse como amenaza para ciertos gobiernos, Francia plantea una alternativa: convertirse en refugio para quienes se atreven a pensar, investigar y cuestionar. Una Francia que recupera el espíritu de la Ilustración y reafirma que el conocimiento no conoce fronteras.