El desarrollo de investigaciones sobre la inteligencia emocional y su influencia en el contexto educativo ha generado una mayor conciencia sobre la importancia del uso adecuado de las emociones para afrontar el estrés ante situaciones problemáticas para los docentes y el alumnado.
Las emociones y las competencias relacionadas con su manejo, afectan a los procesos de enseñanza-aprendizaje, a la salud mental y física, a la calidad de las relaciones sociales y al rendimiento académico y laboral.
La docencia es considerada una de las profesiones más estresantes, sobre todo porque implica un trabajo diario basado en interacciones sociales en las que el docente debe hacer un gran esfuerzo para regular no sólo sus propias emociones sino también las de los estudiantes, padres, compañeros, etc.
Para los profesores existe una conciencia de cómo sus conocimientos impactan el aprendizaje de sus alumnos; sin embargo aún no le dan la importancia que necesita la inteligencia emocional dentro de la dinámica de clases.
Lamentablemente muchos profesores experimentan en diversas circunstancias emociones negativas, derivando en angustia, estrés o ansiedad que limitan su actuar como guías de los estudiantes; y por otro lado algunos son incapaces de reconocer las emociones positivas que potencialicen su bienestar docente y el ajuste de sus alumnos durante el curso escolar.
De acuerdo a Burrola Herrera, Burrola – Márquez y Viramontes Anaya, la inteligencia emocional en los profesores es de vital importancia para comprender las principales características de la etapa de desarrollo en la que están los alumnos y a partir de esta implementar estrategias a los programas establecidos, teniendo en cuenta las adecuaciones pertinentes.
Por otro lado Goleman señala la Investigación Realizada en la Universidad de Washington por parte de Mark Greenberg, donde a partir de una enseñanza con docentes con competencias emocionales se encontró que poseían tanto docentes como alumnos una mejora en el reconocimiento y comprensión de emociones, mejor dominio de sí mismo, mayor reflexión antes de actuar, un clima más positivo en el aula, más eficacia en la resolución de conflictos incluso mayor planificación para solucionar tareas cognitivas.