México es el segundo país en Latinoamérica, después de Chile, que más agua consume. Puebla, a su vez, pierde anualmente entre el 40 y 80 por ciento del balance hidrológico, sobre todo porque existen zonas, como la Sierra Norte y Sierra Negra, donde las lluvias son más abundantes, mientras que en el altiplano, donde se concentra la mayor cantidad demográfica, el recurso está sobre explotado, alertó el doctor Ernesto Mangas Ramírez, investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP y especialista en el tema de sustentabilidad ambiental.
En el marco del Día Mundial del Agua, el académico señaló que el acuífero de la ciudad de Puebla baja entre un metro y metro y medio cada año por la sobre explotación. De hecho, se encuentra actualmente en veda, lo que implica que no se puedan hacer más pozos para el abastecimiento hídrico.
Entre las causas se encuentran el aumento demográfico de la ciudad, ya que Puebla ocupa el cuarto lugar con el mayor crecimiento en este rango en el país. Otro factor es la pérdida de la cobertura vegetal, debido a que casi todos los bosques del centro del estado ya no existen, sólo en algunas zonas en La Malinche y la Sierra Nevada, lo que se relaciona con el incremento de temperaturas y la pérdida de glaciares alrededor de los volcanes, señaló.
“Básicamente el acuífero del centro de Puebla proviene de los deshielos del Popocatépetl y del Iztaccíhuatl, pero hemos visto en los últimos cinco años que por el aumento de la temperatura los glaciares casi han desaparecido, lo que implica que las reservas del agua en esas zonas se están agotando, así que debemos trabajar en reforestaciones extensivas a nivel general en la parte de la Sierra Nevada, el Popo, La Malinche, entre otras partes”.
Manejo agropecuario y nuevas tecnologías
Otro aspecto a destacarse es que del total del agua que se extrae, 70 por ciento es destinado a la parte agropecuaria, 20 por ciento a la industria y sólo 10 por ciento al consumo de la población.
Al respecto, el doctor Ernesto Mangas explicó que dentro del manejo agropecuario al menos un 90 por ciento lo hacen por riego tradicional y es así como se pierde una gran cantidad de líquido, el cual se filtra o bien se evapora. No obstante, si se tecnifica la agricultura con riego por goteo o aspersión, dijo, se podría ahorrar entre el 70 y 90 por ciento del agua de riego; es decir, se contaría con más de un 50 por ciento de incremento en cuanto a la cantidad de agua disponible para la población.
“No estamos acostumbrados a la tecnología de aspersión, se ha pensado para grandes empresarios del campo, pero en los pequeños ejidos esto también se puede implementar con proyectos económicos, ya que lo que se invierte en estas tecnologías se recuperaría en un año, a cambio de un ahorro de agua constante”.
Refirió que la lluvia en las ciudades puede estar contaminada al principio, por los gases invernadero, producto de la contaminación, pero después de la tercera lluvia estas partículas contaminantes ya no están, por eso la tercera colecta es más segura.
“Generalmente promovemos que con las primeras lluvias se limpien los tejados que normalmente se usan para la captación de lluvia y ya después se canalice hacia las cisternas, incluso se les puede colocar un filtro muy económico o bien se puede construir con material biodegradable que permite atrapar material que se haya quedado en los tejados. Con esto se obtiene agua de alta calidad que sirve para lavar trastes, bañarse e incluso si se clora puede llegar a un grado muy cercano a la potabilización”.
Qué hacemos en la Universidad para revertir
En la BUAP existen diversos cuerpos académicos que trabajan en propuestas de remediación y proyectos para revertir la problemática del agua. Por ejemplo, en el caso del doctor Mangas Ramírez, su trabajo se enfoca, entre otras cosas, en el monitoreo de la calidad del agua en acuíferos y sistemas acuáticos como los ríos Atoyac y Alseseca, o la presa de Valsequillo.
Asimismo, trabaja en proyectos que buscan la captura de agua de lluvia, esto en coordinación con autoridades como la Semarnat, con quienes instruyeron un programa para la creación en Puebla de 30 cisternas de captación en comunidades marginadas del municipio poblano, esto con la intención de mejorar la calidad de agua y por lo tanto de vida en estas comunidades.
“Algo que descubrimos en el proceso es que una población puede subsistir con el agua de lluvia en un promedio aproximado de seis meses, así que si aplicáramos tecnologías parecidas, incluyendo algunos filtros y procesos de amortiguamiento, podríamos no necesitar el agua de uso municipal durante medio año, y así se minimizara el uso del agua que proviene del acuífero de la ciudad, lo que podría regenerarlo hasta un 80 por ciento. Como universitarios necesitamos impulsar esta educación ambiental y la aplicación de estas tecnologías para mejorar la calidad de vida de las personas a partir del respeto y cuidado de los recursos”, finalizó el investigador.