Este manuscrito es la primera traducción de la Biblia al español
“Muchas instituciones de educación superior, públicas y privadas, tienen en sus acervos una gran riqueza patrimonial; su responsabilidad es conservarla y ponerla a disposición de la sociedad. Por ello, nos enorgullece que hoy presentemos al público estas obras”, destacó el Rector Alfonso Esparza Ortiz al inaugurar la exposición “La Biblia del Oso. Un escrito, un legado”, en la Sala de Lectura de la Biblioteca Histórica José María Lafragua.
Conformada por 49 piezas, esta muestra se realiza en honor del 450 aniversario de la publicación de la Biblia del Oso, la primera traducción completa de este texto al español y de la cual se resguarda en la BUAP uno de los 32 ejemplares que existen en el mundo.
Acompañado de Mercedes Isabel Salomón Salazar, directora de la Biblioteca Lafragua; Ygnacio Martínez Laguna, vicerrector de Investigación y Estudios de Posgrado; Cristian Gómez Macías, presidente de Maná, Museo de las Sagradas Escrituras A.C.; Cecilia Anaya Berríos, vicerrectora académica de la Universidad de las Américas Puebla; y Francisco Morales Valerio, director de la Biblioteca Franciscana de la UDLAP, entre otras autoridades, Esparza Ortiz destacó el valor histórico, literario, cultural y estético que este manuscrito ha aportado al mundo de habla hispana.
Asimismo, reconoció que la Biblioteca Lafragua es un espacio orgullo de la Institución, el cual se prevé ampliar una vez que el Edificio Carolino se constituya en su totalidad como un recinto que muestre de forma permanente la riqueza cultural de la BUAP.
La exposición presenta un recorrido por las principales versiones de la Biblia a lo largo de la historia, a través de documentos históricos y ejemplares facsimilares. En esta labor, la curaduría estuvo a cargo de Gómez Macías y contó con la participación de la Biblioteca Lafragua, Maná, la Biblioteca Franciscana UDLAP –recinto que posee otro de los cuatro ejemplares que se han identificado en México- y la Dirección General de Bibliotecas de la BUAP.
El volumen que resguarda la Biblioteca Lafragua es uno de los mejor conservados de los 32 que quedan en el mundo, sobrevivientes de un tiraje de 2 mil 600 ejemplares. Su traductor, Casiodoro de Reina, religioso jerónimo del Monasterio de San Isidoro, de origen sevillano, fue perseguido por la Inquisición de la Corona Española debido a su afinidad con las ideas del protestantismo. Por esta razón, durante los 10 años que preparó este trabajo vivió de forma intermitente en Frankfurt, Londres, Ginebra y Amberes.
Este manuscrito recibe su nombre del grabado que ostenta en sus primeras páginas: un oso recargado sobre un árbol con las patas delanteras y comiendo la miel que cae de un panal; en la escena hay un martillo que cuelga de una de las ramas y que golpea el tronco. La interpretación de esta imagen criptosimbólica está relacionada con el versículo 9 del capítulo 10 del Apocalipsis: “Toma, comételo, porque te amargará las entrañas, pero tu boca será dulce como la miel”. Se cree que este pasaje tiene relación con la persecución que sufrió Casiodoro de Reina y su aprendizaje luego de traducir este texto del arameo, hebreo y griego.