“La música en el cerebro”, una de las conferencias en la Semana del Cerebro 2019 en la BUAP

782

Académico de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca habló sobre los beneficios de este arte en el cerebro de las personas

En 1887 el músico y poeta Friedrich Nietzsche le dijo a su amigo Peter Gast que “la vida sin la música es sencillamente un error, una fatiga, un exilio”. Años después se demostró que este arte -que acompaña al ser humano desde tiempos prehistóricos- es un estimulante para la plasticidad neuronal y contribuye a retrasar el proceso natural de neurodegeneración, así lo dio a conocer Miguel Ángel Mayoral Chávez, profesor investigador de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

          Durante su conferencia “La música en el cerebro”, impartida en el marco de la Semana Internacional del Cerebro 2019 de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, señaló que ante la exposición de las notas musicales este órgano se ve obligado a formar conexiones sinápticas. “Eso permite que con el paso de los años una persona pierda una menor cantidad de esas conexiones, propio del proceso neurodegenerativo que afecta a su vez a otras funciones, como el movimiento, habla y memoria”.

          Mencionó que una vez que la música pasa a través del oído interno se transforma en energía por estimulación de células especializadas, lo cual abre canales para el intercambio de iones del interior hacia el exterior y viceversa.

          “Esto provoca cambios electrostáticos a nivel central para el envío de una señal neuronal hacia el cerebro, fundamentalmente a la corteza auditiva para interpretarla como sonido. En su paso la señal atraviesa regiones cerebrales centrales como el tálamo y el hipotálamo, zonas que también son estimuladas por la onda acústica”, explicó.

          Mayoral Chávez expuso que son muchas las zonas del cerebro influenciadas por la música, como la corteza prefrontal y la auditiva, el núcleo accumbens, la amígdala, el cuerpo calloso, así como la corteza visual y motora.

          “Una vez que la señal llega a la corteza auditiva y es descifrada, la persona puede gozar o sufrir una melodía. A partir de ahí la onda regresa a la zona central del cerebro para ser codificada como memoria o evento significativo, en su retorno estimula áreas cerebrales asociadas con las emociones”.

          Por otro lado, el experto informó que algunos estudios demuestran que los músicos presentan una mayor actividad cerebral: tienen un 130 por ciento más de materia gris cortical, un 15 por ciento de aumento del cuerpo calloso y mejor robustez del cerebelo, además diferencian los errores musicales y ortográficos.

          Finalmente, el académico subrayó que por sí misma la escucha musical es benéfica para todas las personas y si a esta acción se suma a tocar un instrumento, se tendrá más conectividad entre neuronas y, por lo tanto, mayor regeneración celular.