Para Susana Magdalena Pérez Guzmán, hablante de tzeltal, es necesario emplearlas en nuevos contextos
Yajalón, cabecera de la región chiapaneca XIV Tulijá Tseltal Chol, guarda en su significado en español una descripción adecuada del entorno en el que se encuentra: tierra verde. En este municipio, Susana Magdalena Pérez Guzmán, estudiante del décimo cuatrimestre de Ingeniería Civil, aprendió el tzeltal como lengua materna, al igual que gran parte de su familia lo ha hecho por generaciones.
Si bien empleó el tzeltal en contextos escolares durante la primaria y parte de la secundaria, el resto de su educación hasta la universitaria ha sido marcada por un monolingüismo: en español. En el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, considera que es necesario hablar y conocer las lenguas indígenas de nuestro país, “así como impulsan que hablemos otros idiomas extranjeros”.
Para Susana, una de las claves para hacer frente a la extinción de las lenguas indígenas -motivo por el cual la Asamblea General de la ONU distinguió este año-, no solo consiste en fomentar el aprendizaje de las lenguas originarias, sino revitalizar su uso: “de la misma forma que usamos palabras del inglés en la vida cotidiana, como ok o selfie, podamos ocupar palabras de origen indígena en nuevos contextos”.
El hecho de no conocer en Puebla a otra persona que comparta su variante de tzeltal -lengua indígena que en 2015 tuvo la mayor tasa de monolingüismo en el país-, la ha llevado en ocasiones a olvidar algunas palabras por falta de práctica. “Sería bonito si luego veo más gente comunicarse en mi lengua”.
En la actualidad, los tzeltales conforman la mayoría étnica de Chiapas y el 34 por ciento del total de la población indígena de este estado. Junto con los pueblos tzotziles pertenecen a la gran familia maya de cuyo tronco se desprende una rama que emigra de los Altos Cuchumatanes, Guatemala, a los Altos de Chiapas, donde comienzan a asentarse entre 500 y 750 a.C.