Trabajar desde las comunidades, misión de la reconstrucción del tejido social: IBERO Puebla

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Foto: IBERO Puebla
Foto: IBERO Puebla

A través del foro virtual Repensar lo social para afrontar la pospandemia COVID-19 coorganizado por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Jesuitas por la Paz, IBERO Ciudad de México-Tijuana e IBERO Puebla, reflexionaron sobre la importancia de reconstruir el tejido social. Para ello, académicas compartieron proyectos y vivencias desde sus respectivas áreas de incidencia.

Durante el mensaje de apertura, el Mtro. David Fernández Dávalos, SJ, Rector de la IBERO Ciudad de México-Tijuana, recordó que, a 70 días de haber iniciado la cuarentena, se han perdido cinco millones de empleos. Evocó el caso de las personas migrantes, quienes son privadas de su libertad y derechos durante mucho más tiempo tanto en Estados Unidos como en México.

Invitó a pensar el periodo pospandemia desde la pandemia misma para marcar el rumbo de las acciones futuras. “Esta situación es una oportunidad inmejorable para repensar lo social. Tendremos que volver a pensar lo social desde la pandemia, pues ésta llegó para quedarse”, exhortó.

Tejido roto por despojo

En Colombia ha habido actores sociales que han sido asesinados por defender el tejido social. “Denunciamos las prácticas de despojo abierto. Debemos pensar cómo limpiar la mirada y optar por políticas de la esperanza”, compartió la Dra. Patricia Botero Gómez, representante de Unitierra-Manizales y suroccidente colombiano y del Centro de Estudios Independientes Color Tierra.

Los privilegios de unos se dan a costa de otras personas. “Hemos visto circular las cartas de pueblos zapatistas en los que se muestra cómo se ha concesionado la naturaleza a proyectos legales e ilegales”. Denunció que los procesos de rescate de la economía no contemplan los modelos alternativos, los cuales están reconstituyendo vidas y enfrentándose a la necroeconomía.

Botero Gómez mencionó la importancia de leer textos de mujeres, así como las enseñanzas de la teología de la liberación, en la reconstrucción del tejido de la vida en las diferentes sociedades. El cruzar fronteras, complementó, implica llegar a activismos sagrados que, desde los pueblos, es mucho más espiritual que político.

La reconstrucción del tejido social no sólo implica sanar las relaciones entre personas, sino preguntarse cómo sanar a la Madre Tierra. “Debemos suturar lo que se hace en la práctica con todas las historias que merecen ser contadas. Cuando se crean nuevas palabras se fundan nuevos mundos. Convoco a ser devotos de los pueblos, semilleros de nuevas ideas”, concluyó.

Redes vecinales

El Centro Ernesto Meneses es un proyecto de la IBERO Ciudad de México-Tijuana que, a través de la escucha y el acompañamiento, busca generar un orden social que permita a las personas vivir con dignidad. Así lo compartió su directora, la Lic. Ana Gordillo Terrón.

Sus acciones se basan en el modelo de reconstrucción del tejido social del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) «Jesuitas por la Paz”, el cual tiene como punto de partida la armonía que se busca dentro de las relaciones dinámicas de las comunidades que comparten intereses y espacios de encuentro, diálogo, compartir saberes y fortalecimiento de relaciones humanas.

Se refirió al proyecto jesuita de Redes Vecinales de Solidaridad (REVES), mediante el cual se han fortalecido los lazos entre personas de la misma zona conurbada. “Actualmente, se está trabajando en nueve colonias: Santa Fe, La Cañada, La Mexicana, Liberación Proletaria, El Pirul, Unidad Belem, El Árbol, Tlapechico y Ampliación El Pirul”, precisó.

Gordillo Terrón recordó que las REVES han dado pie al surgimiento de iniciativas para atender las necesidades específicas de cada colonia como la implementación de directorios de bienes y servicios, así como la implementación de sistemas de trueque. “Queremos trabajar a través de proyectos para responder a lo que estamos llamados: a responder a las necesidades de la gente”.

Apropiación de territorios

Casa Segundo Montes, SJ de la IBERO Puebla se encuentra en la colonia Valle del Paraíso al suroeste de la capital poblana. Allí, existe un espacio de exclusión e inclusión desigual: las personas llegan a la ciudad para ser incluidos, pero no tienen derecho a construir una forma de vida digna.

Como explicó la Dra. Verónica Adriana Rosas Jiménez, responsable de la Casa Segundo Montes, SJ el territorio se conforma de una migración local de personas que provienen de la Sierra Norte de Puebla, así como de estados como Oaxaca y Veracruz. Se ha presentado un desplazamiento de personas que llegan de otras zonas de la ciudad, lo que deriva en un crecimiento poblacional fuerte.

“No más tolerancia del multiculturalismo incluyente, porque esto nos hace perder de vista que las personas están siendo despojadas de sus territorios”: Dra. Patricia Botero.

Entre los vecinos, Casa IBERO es vista como un espacio neutral para la resolución de conflictos. Así, se han podido conformar las REVES con apoyo de parroquias, organizaciones de vecinos contra la inseguridad y la presidenta de la colonia. “Se trata de un conjunto de actividades que fomentan la experiencia de clase, promueve la identidad y aleja la reproducción de la vida del mercado”.

Evocó algunos trabajos realizados a través de ecotecnologías, como huertos en los patios, sistemas de captación de agua y lluvia y jornadas de reforestación y limpieza. Invitó a repensar lo social para transformarnos como sociedad. “Debemos reconocer el trabajo de cuidados y de reproducción de la vida, no sólo de médicos, sino de las mujeres”, cerró Rosas Jiménez.

Entornos comunitarios

A través de la Coordinación de Programas de Incidencia Social (COINCIDE), el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) ha buscado incidir en San Pedro Valencia (zona rural conformada por nueve comunidades) y las colonias en el sur de la zona metropolitana de Guadalajara.

En representación de esta coordinación, el Mtro. Héctor Morales Gil de la Torre comentó que, en la zona rural, existe una problemática importante en la disponibilidad de agua superficial y subterránea. “Ha habido una falta de cohesión entre las comunidades, por lo que no ha existido un trabajo colaborativo para el desarrollo de la región”.

Fue a través de proyectos de servicio social que se promovió el acompañamiento en capacidades técnicas y sociales por parte de las y los estudiantes. “La estrategia de trabajo recae en proteger y promover la economía local, el medio ambiente y la participación social”.

Por otro lado, en la zona urbana las problemáticas tienen que ver con la baja escolaridad y empleabilidad, la estructura económica y tejido social débiles, los entornos de violencia y la subutilización de espacios públicos. Por ello, se ha buscado dignificar la imagen de los jóvenes en el espacio público, en donde las prácticas de cuidado mutuo son uno de los ejes más importantes que los aglutinan.

Durante el cierre, Morales Gil redondeó el objetivo de la reconstrucción del tejido social. “La intervención en las zonas rurales y urbanas sí hace diferencias. Lo importante no es el precepto que deriva de la Universidad, sino cómo acompañamos desde los procesos de autonomía de las poblaciones”, cerró.