La ruta hacia las elecciones intermedias resultó tal y como las encuestas esperaban: con una victoria para los Demócratas en la Cámara de Representes y el fortalecimiento del poder Republicano en el Senado.
Donald Trump confirmó también su dominio sobre el partido Republicano y parece estar en condiciones de continuar hasta el año 2020. Pero no debemos necesariamente percibir esta elección como una señal temprana de parálisis en el sistema norteamericano.
Un número significativo de Presidentes de EEUU han tenido que lidiar con una o ambas cámaras de un color diferente. Las negociaciones presupuestales no serán tan directas, por supuesto. Pero esto probablemente no tendrá impacto alguno en las conversaciones internacionales referentes a la guerra comercial en temas de una naturaleza más geopolítica.
Al final, el dilema ha llegado a su fin y la incertidumbre por los resultados se ha evaporado. Todo lo que resta es que los mercados aborden los asuntos de Italia y el Brexit; en cuanto a este primer tema, las duras negociaciones de la comisión están implementando restricciones al partido italiano, que ahora constata sus cifras macroeconómicas en dirección hacia la posibilidad de otra recesión.
El tiempo perdido en pláticas va a pasar factura a las finanzas públicas. Y sería peligroso prolongar esta situación hasta las próximas elecciones europeas programadas para mayo de 2019. En lo que respecta al Brexit, el anuncio de un acuerdo inminente aún está por confirmarse.
Nos encontramos a la espera de que los negociadores logren encontrar una solución. Theresa May colabora para este fin, pero numerosas limitantes (Irlanda del Norte, el voto Parlamentario, la amenaza de otra elección) se combinan para dificultar el camino una negociación exitosa.
Ante las nulas turbulencias significativas en el clima económico global y con una política monetaria más bien predecible durante los próximos meses, los mercados parecen en cierta medida reconfortados después del surgimiento de la falta de confianza registrado en octubre. En términos generales, noviembre y diciembre son normalmente buenos meses para los mercados. Y las elecciones intermedias demostraron además ser un impulso a los mercados de renta variable. No hay revisión a las expectativas de retornos en Europa ante los resultados del 3er trimestre. Las condiciones del mercado están, por tanto, posiblemente mejor adaptadas actualmente para la inversión en renta variable.